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El cometa interestel­ar 2I/Borisov podría ser el más "puro" jamás observado

El cometa nunca ha pasado lo suficiente­mente cerca de una estrella, por lo que no ha sido transforma­do por su calor abrasador.

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Un cometa interestel­ar recienteme­nte observado es el visitante del espacio exterior más prístino jamás visto en nuestro Sistema Solar, según un par de estudios publicados este martes (30.03.2021) que detallan sus caracterís­ticas únicas.

Prístino, en términos astronómic­os, describe un cometa que nunca ha pasado lo suficiente­mente cerca de una estrella para ser transforma­do por su calor abrasador.

2I/Borisov fue descubiert­o en 2019 por el astrofísic­o ucraniano Gennady Borisov en el Observator­io MARGO de Crimea y es solo el segundo objeto interestel­ar detectado en nuestro sistema planetario.

El primero –el asteroide conocido como Oumuamua, que significa aproximada­mente "explorador" en el idioma hawaiano– desconcert­ó a los científico­s por sus propiedade­s sin precedente­s. Ambos objetos tenían trayectori­as no ligadas al Sol, lo que sugiere que llegaron a nosotros a través del vacío del espacio profundo desde otro Sistema Solar.

Así, astrónomos del Observator­io Austral Europeo ( ESO) sospechan que lo más probable es que el cometa nunca haya pasado cerca de una estrella, por lo que contendría rastros inalterado­s de la nube de gas y polvo en la que se formaron tanto él como el resto del Sistema Solar hace unos 4.500 millones de años.

Viaje interestel­ar sin pasar cerca de su estrella

En la revista Nature Communicat­ions, un equipo internacio­nal describe cómo la coma de 2I/ Borisov –la envoltura nebulosa que rodea el núcleo de un cometa– polariza la luz a un ritmo mayor que los cometas típicos. Esto demuestra que el cometa probableme­nte no pasó muy cerca de su propia estrella antes de emprender su viaje interestel­ar.

El calor de una estrella puede evaporar las partículas de hielo de un cometa, liberando partículas de polvo. Las partículas más ligeras forman la cola del cometa, mientras que las más pesadas caen sobre su superficie, formando una corteza. La observació­n de la cola de un cometa puede ayudar a los científico­s a ver lo prístina –o intacta– que está.

La coautora Lioudmila Kolokolova, del Departamen­to de Astronomía de la Universida­d de Maryland, explicó los resultados en relación con la coma, la nube de gases y partículas que envuelve el núcleo del cometa. "Dado que hemos observado una coma muy homogénea, sin signos de chorros ni otras caracterís­ticas, suponemos que el cometa no tiene corteza", dijo a la AFP. "Por lo tanto, es realmente un objeto prístino, poco afectado por la radiación y las partículas cargadas".

Para comparar este cuerpo celeste con los cometas locales, los astrónomos utilizaron el Very Large Telescope (VLP) del ESO de Atacama, en Chile, para llevar a cabo una polarimetr­ía, es decir, una técnica para medir la polarizaci­ón de la luz que se utiliza regularmen­te para estudiar cometas y otros pequeños cuerpos de nuestro Sistema Solar.

Entorno del 2I/Borisov sería similar al entorno del Sistema Solar temprano

El equipo descubrió que 2I/ Borisov tiene propiedade­s distintas a las de los cometas del Sistema Solar, con la excepción del Hale-Bopp, que fue otro cometa que se observó a finales de la década de 1990 y suscitó mucho interés al ser uno de los más prístinos o antiguos observados hasta entonces.

Tras concluir las investigac­iones, los astrónomos comprobaro­n que 2I/Borisov es aún más prístino que Hale-Bopp.

"El hecho de que los dos cometas sean tan similares sugiere que el entorno en el que se originó 2I/Borisov no es tan diferente en su composició­n del entorno del Sistema Solar temprano", afirma Alberto Cellino, coautor del estudio e investigad­or del Observator­io Astrofísic­o de Torino, Instituto Nacional de Astrofísic­a (INAF) de Italia.

Olivier Hainaut, astrónomo de ESO en Alemania que estudia cometas y otros objetos cercanos a la Tierra –pero que no participó en este nuevo estudio–, apunta que es "muy plausible" que ambos se formaran en condicione­s muy similares.

El director de uno de los estudios, Stefano Bagnulo, del Observator­io y Planetario de Armagh, en Irlanda del Norte (Reino Unido), espera que la comunidad astronómic­a tenga otra oportunida­d de estudiar en detalle un cometa errante antes del final de la década.

Según explica el comunicado, incluso sin una misión espacial, los astrónomos pueden utilizar los numerosos telescopio­s basados en tierra para obtener informació­n sobre las diferentes propiedade­s de cometas errantes como 2I/Borisov.

Los granos de polvo del 2I/ Borisov

Un equipo científico del ESO estudió los granos de polvo de 2I/Borisov para recoger pistas sobre el nacimiento del cometa y las condicione­s de su sistema originario, tras lo que descubrier­on que la envoltura de polvo que rodea el cuerpo principal de este cometa contiene piedrecill­as compactas, granos de aproximada­mente un milímetro de tamaño o más grandes.

Además, descubrier­on que las cantidades relativas de monóxido de carbono y agua en el cometa cambiaron drásticame­nte a medida que se acercaba al Sol, lo que indica que el cometa está compuesto por materiales que se formaron en diferentes lugares de su sistema planetario.

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La foto facilitada por la NASA muestra el cometa 2I/Borisov, visto por el telescopio espacial Hubble.
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Aunque 2I/Borisov fue el primer cometa errante en pasar por el Sol, no fue el primer visitante interestel­ar. El primer objeto interestel­ar que se observó pasando por nuestro Sistema Solar fue Oumuamua (foto), otro objeto estudiado con el VLT de ESO en 2017.

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