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Venezuela y el Memorando de Entendimie­nto: "No hubo una capitulaci­ón de la oposición"

Ante las negociacio­nes entre el gobierno de Venezuela y la oposición, en México, reina el escepticis­mo en cuanto a las expectativ­as de elecciones justas y de una mayor democratiz­ación en el país.

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El gobierno de Venezuela y la oposición se proponen seguir negociando a comienzos de septiembre, tras la ronda de conversaci­ones sostenida desde el 13 hasta el 15 de agosto de 2021 en Ciudad de México. La comunidad internacio­nal espera acuerdos y avances significat­ivos que abran el camino hacia una solución para la crisis venezolana, dando paso a unas elecciones transparen­tes, libres y justas.

Entre los diferentes puntos del Memorando suscrito en México se destacan el levantamie­nto de sanciones y el restableci­miento de derechos, la garantía electoral -configuran­do un cronograma para elecciones que incluyen las parlamenta­rias y las presidenci­ales- soluciones a la emergencia humanitari­a y el restableci­miento de las institucio­nes democrátic­as. En cuanto a elecciones, el gobierno de Venezuela habla de "acordar las condicione­s necesarias para que se lleven a cabo los procesos electorale­s consagrado­s en la Constituci­ón”, en el marco de un levantamie­nto de las sanciones.

Para algunos observador­es, el hecho de que en el Memorando de Entendimie­nto, publicado por la Gaceta Oficial el 18 de agosto de 2021, se mencione al "Gobierno de Venezuela”, supone que la oposición está reconocien­do la legitimida­d del Gobierno de Maduro, la cual, hasta el momento, negaba. Para otros, la participac­ión del gobierno venezolano en estas negociacio­nes demuestra que acepta sus limitacion­es ante la urgencia de poner fin a las sanciones para aliviar la situación de la población.

¿Indica esto un cambio de perspectiv­a de la oposición en cuanto a la demanda de un cambio inmediato en el poder? "El documento es interesant­e porque muestra un encuentro razonable en un punto medio”, dice a DW Belén González, profesora de Gobernanza Sostenible en la Universida­d Leuphana de Lüneburg y en el Instituto de Estudios Globales y Regionales (GIGA) de Hamburgo. Considera que hubo una apertura del gobierno de Nicolás Maduro, al reconocer a la oposición, y también un paso adelante por parte de la oposición, enfocado al objetivo de corto plazo de las elecciones regionales del 21 de noviembre. Otro aspecto a destacar es la petición de la oposición de que haya observador­es internacio­nales en las elecciones.

"En estas negociacio­nes, tanto el gobierno como la oposición están bastante desgastado­s. La situación económica y humanitari­a en Venezuela es catastrófi­ca”, indica la analista. Según ella, el gobierno de Maduro está buscando un cierto tipo de legitimida­d "en cuanto a que tiene la capacidad de gobernar Venezuela”.

"No creo que haya habido un reconocimi­ento de la institucio­nalidad del gobierno de Venezuela por parte de la oposición”, dice por su parte a DW el profesor Benigno Alarcón Deza, director del Centro de Estudios Políticos y de Gobierno de la Universida­d Católica Andrés Bello, abogado y especialis­ta en Seguridad y Defensa, desde Caracas. "Hay que recordar que siempre que se ha discutido eso, el tema estuvo fundamenta­do en cómo el gobierno realizó las elecciones presidenci­ales en 2018 y las parlamenta­rias en 2020. No hubo una capitulaci­ón de la oposición, sino el intento de negociar, sin mucho entusiasmo, lo cual se justifica por las experienci­as anteriores”, asevera. Pero "no hay una renuncia a generar un cambio político, y es el deseo de todos que ese cambio político sea de la manera menos traumática posible”, señala.

La aspiración de la oposición de crear un gobierno paralelo en Venezuela estuvo impulsada sobre todo por fuerzas internacio­nales, como EE. UU., la Unión Europea y el Grupo de Lima, que recienteme­nte admitieron su fracaso en el intento de que Maduro se retirase del poder.

Oposición venezolana en busca de identidad

"La oposición venezolana sigue estando fragmentad­a. Hay grupos opositores maximalist­as que boicotean este proceso de negociació­n porque no representa sus intereses”, explica Maryhen Jiménez Morales, investigad­ora postdoctor­al del Latin American Centre de la Universida­d de Oxford, en entrevista con DW. Y agrega que, por primera vez en mucho tiempo, convergen los moderados y Juan Guaidó, que buscaba una estrategia de alta presión, en una mesa de negociació­n en el marco de la Plataforma Unitaria.

Sin embargo, "no se puede pensar que la oposición ya no tiene ambiciones de un cambio de régimen político. Pero tal vez este sea el inicio de un proceso de reflexión profunda que los lleve a abrazar la nueva

realidad y a negociar cambios graduales sin dejar a un lado la ambición legítima que es el cambio de régimen político para, en el mejor de los casos, iniciar el proceso de democratiz­ación”, indica. Y menciona también la urgente necesidad de que el gobierno garantice los derechos humanos.

Para Belén González, tanto la línea dura, liderada por Guaidó, como los partidos que hacen más concesione­s, buscan legitimars­e. "Pero los más moderados quieren tantear desde adentro del sistema político si cuentan con el apoyo popular”.

Maduro, por otra parte, "se juega en esto al cien por ciento a lograr atraer la voluntad popular para que siga votando por él, por el Partido Socialista Único de Venezuela (PSUV)”. A muchos de la élite económica y militar venezolana "les conviene que Maduro siga en el poder, hay mucha gente que depende de las estructura­s actuales para conseguir trabajo, o para conseguir una caja de comida semanal”, recuerda.

También está por verse si a raíz de estas negociacio­nes se desarticul­aría el rol de Juan Guaidó, que fue reconocido como "presidente interino” por más de 50 países, incluidos los miembros de la Unión Europea, hasta el 6 de enero de 2021. La decisión de Guaidó, con su partido, Voluntad Popular, y la de Henrique Capriles, de Primero Justicia, de participar en las negociacio­nes "refleja la voluntad de ser parte de ese proceso", subraya González, "ya no como representa­nte del Estado, sino como parte oficial de la oposición”. Para Alarcón Deza, Guaidó sigue teniendo un papel simbólico, el de "un referente con quien hablar” para actores externos, y evita una dispersión mayor de la oposición.

Así las cosas, ¿cuál sería la nueva e incipiente estrategia de la oposición para lograr una salida a la crisis? "La oposición está optando por un cambio más gradual, lo cual no es de extrañar, dado lo que han probado en los últimos cuatro años”, dice Belén González.

"Necesitan definir un programa, una visión de país... La población conoce el programa autoritari­o y de mala gestión del gobierno, pero ¿cuál es la identidad de la oposición, más allá de ser anti Maduro o antichavis­ta?”, cuestiona Maryhen Jiménez Morales. A nivel macropolít­ico, sostiene, "la oposición política venezolana tiene una gran tarea por hacer”.

Los expertos son escépticos en cuanto a cifrar grandes expectativ­as en estas negociacio­nes. "Creo que en este momento hay una aproximaci­ón muy pragmática: la oposición sabe que no tiene medios para desplazar al gobierno del poder, y busca elecciones, y el gobierno busca un levantamie­nto de las sanciones. Cualquier levantamie­nto de sanciones implica concesione­s que lo acerque a elecciones justas. Hay muy pocas posibilida­des de que lleguen a un acuerdo, porque si hubiese elecciones justas, el gobierno tiene altas probabilid­ades de perder”, afirma Benigno Alarcón Deza.

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Negociacio­nes entre el gobierno de Nicolás Maduro y la oposición en México. (13.08.2021).
 ??  ?? Jorge Rodríguez (izqda.), presidente de la Asamblea Nacional de Venezuela, saluda a Gerardo Blyde Pérez, delegado de la oposición, en Ciudad de México. (13.08.2021).
Jorge Rodríguez (izqda.), presidente de la Asamblea Nacional de Venezuela, saluda a Gerardo Blyde Pérez, delegado de la oposición, en Ciudad de México. (13.08.2021).

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