Diario El Heraldo

DECIMOSEGU­NDA ESTACIÓN Jesús pide perdón por la humanidad en su último aliento de vida

- TEGUCIGALP­A

Poco tiempo le faltaba a Jesús para morir, y en los estertores de la muerte demostró su infinito amor al pedir a Dios que perdonara a la humanidad.

Ese mensaje fue el que exaltó el párroco de la catedral, Juan Carlos Martínez, al recrearse el Vía Crucis, el momento en que Jesús pide agua cuando estaba en la cruz y sus verdugos le dan vinagre.

Del Evangelio según San Juan: “Después de esto, sabiendo Jesús que ya todo estaba cumplido, para que se cumpliera la Escritura dijo: Tengo sed”, dijo el religioso.

“Había ahí un jarro lleno de vinagre y sujetando una esponja llena de vinagre a una caña de hisopo se la acercaron a la boca.

Jesús, cuando tomó el vinagre, dijo ‘Está cumplido’, e inclinando la cabeza entregó el espíritu”, prosiguió Martínez.

“La medida del amor está en el perdón, el Padre ama infinitame­nte y por eso perdona infinitame­nte, Jesús perdona a sus verdugos, a quienes le han humillado y le han entregado a la muerte, no solo perdona, sino justifica”.

El párroco resaltó que Jesús tuvounaact­ituddeamor­invariable durante su estadía en la Tierra y lo evidenció al ofrecer su vida por los demás.

“Jesús, abriendo su corazón, pidió el perdón para sus hermanos. Este momento muestra la coherencia de su vida. Precisamen­te en el cruel momento final, él había dicho: Nadie tiene más amor que quien da la vida por su amigos”, subrayó.

“Había señalado tambiénel camino para seguirle: Amen a sus amigos, rueguen por quienes los persiguen, gana el bien

“Crucificar a Cristo, crucificar al hermano es romper y profanar el vínculo de fraternida­d, es el pecado que clama ante el Padre, pero Dios sigue siendo el padre que siempre nos ama”.

a quienes los odian, perdonen y serán perdonados; enseñó a perdonar”, resaltó.

Perdón

“Fue en los instantes en los que fue más vilipendia­do en los que Jesucristo clamó por el perdón”, expresó.

“Y llegada su hora, en el momento de más humillació­n y dolor, perdonó”.

“Crucificar a Cristo, crucificar al hermano es romper y profanar el vínculo de fraternida­d, es el pecado que clama ante el Padre, pero Dios sigue siendo el Padre que siempre nos ama”.

“En este momento supremo de amor, de la entrega del hijo amado para nuestra reconcilia­ción, es cuando Cristo nos perdona, el padre Dios nos mira con amor y nos perdona también, todo en la vida de Cristo es un misterio de amor.

¿Hay aquí alguien que no haya perdonado, que no haya querido perdonar por considerar que los otros no merecían este perdón?”.

“Pero quién puede ser mejor que Jesucristo como para sentirse en la altura y en la perfección tal que ni si quiera piensa en perdonar”.

“Sitantoteh­aperdonado, por qué no perdonas tú”, concluyó.

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El amor infinito de Jesús por las personas quedó demostrado antes que muriera.

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