Eliminatorias Sudamérica Luis Suárez da empate en su regreso
Brasil ganaba 2-0, pero Cavani y el Pistolero callaron a la afición brasileña
El Pistolero Luis Suárez disparó un balazo letal en su retorno a la selección uruguaya tras casi dos años de suspensión para rescatar un empate 2-2 con sabor a hazaña ante Brasil, en el cierre de la quinta jornada de la clasificatoria sudamericana.
Todo indicaba que el letal delantero iba a vivir un regreso sin gloria con la Celeste porque a los 30 minutos el equipo del maestro Óscar Tabárez estaba 2-0 abajo en partido jugado en Recife con goles de Douglas Costa y Renato Augusto.
El Matador Edinson Cava- ni, el socio de Suárez en la ofensiva, le devolvió el alma a los pies a los rioplatenses, pero fue el Pistolero el que se reservó el broche de oro en la segunda parte remontando un partido que al principio lucía para goleada de la Seleçao. El artillero charrúa le aguó la fiesta a Neymar, su compañero de ataque del Barcelona, y a unos 50,000 torcedores que la emprendieron contra Dunga, un entrenador apegado a las tácticas rígidas y alejado de la historia de un seleccionado cargado de gloria por su jogo bonito.
El pistolero volvió a calzarse la celeste tras una suspensión de 9 fechas que le aplicó la FIFA por morder al italiano Giorgio Chiellini en el Mundial 2014 y en su vuelta al baile dejó a Uruguay segundo en la clasificación a la espera de Perú el martes en el Estadio Centenario de Montevideo, donde los uruguayos lo recibirán por todo lo alto, con localidades ago-
tadas desde hace semanas.
Feo Brasil
La fiesta hubiera sido completa si Lucho, como le dicen los uruguayos, hubiera acertado en un contragolpe a cinco minutos del final, en una arremetida que casi le da el triunfo a la Celeste. En la vereda de enfrente, Neymar, la figura brasileña y su socio en el Barça, fue cayendo en la mediocridad generalizada de un Brasil que sigue sin recuperarse del golpe tremendo que recibió en su Mundial hace dos años. El menino es la carta casi exclusiva de triunfo de una formación que está muy lejos de la tradición de jogo bonito que le dio a Brasil cinco campeonatos mundiales.
Ahora es lucha, garra, orden táctico y poco vuelo, algo que pone los pelos de punta de los torcedores