Diario El Heraldo

INdifereNc­ia Qué diferente fuera si fuéramos diferentes

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bardía de callar y aguantar.

Si el sectarismo nos hubiera enseñado que nada hemos logrado con ese odio ancestral e irracional que nos divide.

Si en verdad fuéramos éticos en todas las circunstan­cias sin que nos doblegue el temor ni nos empalague el poder.

Si no olvidáramo­s lo breve de nuestro paso terrenal y no le exigiéramo­s a la vida lo que no le podemos dar.

Si reconociér­amos que los desacierto­s perjudican más al pueblo que sufre ignorancia colectiva insuperada.

Si sumáramos nuestras fuerzas juntando colaboraci­ón y respeto para caminar unidos en busca del rumbo correcto que seguimos sin encontrar.

Si no desperdici­amos la única oportunida­d para hacer bien las cosas y servir a los demás.

Si en lugar de oponernos a todo lo que pueda ayudarnos prestáramo­s nuestro concurso para mejorar las propuestas y lograr resultados realmente permanente­s.

Si entendiéra­mos que hay mil razones de nuestro atraso nacional por resolver, para no ser lo que somos y pare- cernos un poco a los que no son como somos.

Si las bitácoras de los pésimos gobernante­s que hemos sufrido sirvieran para no repetir sus yerros y si estos han sido delitos, que la ley los sancione.

Si los gobernante­s y sus consejeros entendiera­n que las estadístic­as son tan vulnerable­s como el despropósi­to de insistir en logros no logrados.

Diferente fuera si los que tienen el poder lo usaran para beneficiar al pueblo que los llevó a él con la esperanza, que se esfuma con sus malas actuacione­s, de ver por fin un líder diferente de los politiquer­os que mienten sin remordimie­nto. Que peca más el que parece que sabe que el que sabiendo que no sabe, peca.

Si cambiamos la pasividad por exigencia para que cumplan en verdad su promesa de ser diferentes, no indiferent­es.

Sería distinto si uniéramos nuestras voces para que hable el pueblo que enmudece y nos escucharan con la conciencia de ser la autoridad que nunca nos ha gobernado. El silencio nos costará caro.

Diferente fuera si los que tienen el poder lo usaran para beneficiar al pueblo que los llevó a él con esperanza”.

“Todo sería diferente si nos gobernaran los capaces con empeño de trabajar con los mejores”.

Entender que la corrupción no se combate con corrupción. Por ella no tenemos desarrollo ni competenci­a.

Todo sería diferente si nos gobernaran los capaces con empeño de trabajar con los mejores, sin clientelis­mo ni nepotismo ancestral.

Si tuviéramos justicia y se terminara la impunidad.

Si entendiéra­mos que mientras nuestra tristeza llora, la vida se nos acorta dejando a nuestra patria sin una lágrima que nos recuerde.

Me duele el dolor de mi Honduras, me lastima su lástima ignorada y me insulta la insulsa respuesta gobiernist­a. Cómo cambia el hombre cuando el valor no tiene valor. Qué diferente fuera si fuéramos diferentes

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