Con otra ÓptiCa Sueños de munícipe
popular sampedrano. A similitud relativa del Nacional en Bogotá, o Chapultepec en México. Pero no han ocurrido ambas circunstancias, lo que no obsta para sembrar ideas.
Pronto va a discutir la Corporación el reglamento para uso de los terrenos que cubren al acuífero Suncery, un enorme depósito fluyente de aguas que bajan desde El Merendón y que es fuente del reservorio de la ciudad, además de sus otros dos mantos -Chotepe y Chamelecón-, siendo el último muy vasto. Son tierras privadas sobre las que pende prohibición de edificar, ya que cualquier mal manejo incidiría sobre el acuífero, afectándolo.
Pero allí precisamente está la solución promisoria de la urbe: podría ser un centro de exhibiciones turísticas; universidades unidas podrían crear allí el más vasto campus compartido de Centroamérica; hotelería de paisaje podría tender parques y prados con edificaciones no mayores de dos niveles ni fundamentos pesados (concreto) sino livianos (madera, vinil); puede ser un alongado complejo de convenciones y
Pronto va a discutir la Corporación el reglamento para uso de los terrenos que cubren al acuífero Suncery”.
“Universidades unidas podrían crear allí el más vasto campus compartido de Centroamérica”.
reuniones multitudinarias; un laboratorio experimental botánico regentado por entes científicos externos; en último caso una playa de deportes no motorizados que los empresarios costeños, emotivamente agradecidos por tanto negocio que por un siglo les hemos provisto, compran y regalan a la ciudad…
“Soñaba el abad de San Pedro” ironizó Valle, pero estos sueños son factibles. Otro aspira a que los sampedranos en conjunto o su gobierno municipal adquieran dos o varias de las últimas viviendas antiguas que quedan y que fueran construidas con pino o cedro a inicios del siglo XX. Se están cayendo, desaparecen, se extinguen. A la más bella quizás, la de las hermanas Martínez (2 calle N. O.), le suprimieron el jardín para abrir un estacionamiento, necesidades económicas comprensibles de la familia. Pero comprada por la regiduría esa podría ser la perfecta casa de protocolo municipal para actos públicos oficiales y alojamiento de invitados especiales.
En 4ª avenida N. O., de Guamilito (6 calle) queda en pie cierto maravilloso vestigio arquitectónico: una derrengada casa de madera no machimbrada, con ático, corredor, balaustres, zinc, estilo Lousiana y quizás con excusado externo. Es una entera narración, una representación museística de lejana época sampedrana y vive allí rogando que la rescaten…
Cierro esta súplica urbana con anécdotas. En un pueblo tosco y árido el sacerdote convocó a la gente a rezar para que lloviera. Al siguiente día sólo un niño llevó paraguas, el único con fe.
Hace par de años se presentó en Bantral un libro sobre recuerdos sampedranos. Colmaban el sitio viejitos infestados de nostalgia por su ciudad, lacrimaban recordando al Palmeras, a HRQ, y prometieron hacer todo para que el espíritu de la urbe se renovara. Se les invitó a una cita de acción al día siguiente, en tal hora y lugar. Añoranza pajera, nadie llegó