Condena a Kevin es una injusticia
En Honduras no existe la justicia, existe una ramera prostituta disfrazada de “justicia”, la cual se vende al mejor postor.
Honduras es un bello país, con buenas personas en la mayoría del territorio nacional, solo que los titiriteros de ese prostíbulo que se dice llamar tribunales se hacen de la vista gorda ante tanta injusticia que para ellos es justicia y que para mí no es más que una ramera.
¿Dónde está la verdadera justicia imparcial? ¿Será posible que hasta eso se han robado los corruptos que están en el poder? Los titiriteros defienden a capa y espada a la ramera que todos los días les da de comer en abundancia con tanta mordidas que les dan para condenar a los inocentes, esa ramera que no hace más que traicionar a su país y a sus habitantes con tal de salir victoriosa ante los niveles internacionales.
Desgraciadamente, el pueblo tiene que soportar y aguantar al ver cómo pisotean el verdadero nombre y concepto de la justicia...
¿Hasta cuándo los hondureños van a permitir los abusos de los jueces y demás corrupciones que se cometen en nombre de la justicia?
Ya es hora que un pueblo tan unido y solidario como lo es el de Honduras tome acciones inmediatas para frenar estas injusticias, especialmente con la barbarie de condenar al joven Kevin Solórzano, siendo un inocente chivo expiatorio de este ridículo prostíbulo, y su prostituta, en la cual los titiriteros salen ganando a manos llenas.
Con esta condena, Honduras se retrasa dos siglos Carlos H. Crisóstomo Guevara CIUDADANO