Montaje El diseñador italiano y la cineasta estadounidense crearon una lujosa versión de la ópera de Verdi que recorrerá Valencia desde hoy hasta el 23 de febrero
unca una ópera tan emblemática tuvo tanto lujo.
El Palau de les Arts de Valencia fue la sede del estreno de La Traviata, en una versión que representa el primer montaje operístico del diseñador Valentino Garavani y bajo la dirección de la cineasta Sofia Coppola.
Por si fuera poco, la impresionante producción cuenta con Plácido Domingo en el papel de Giorgio Germont, el padre de un Alfredo al que da vida Arturo Chacón y que coprotagoniza este drama romántico de Verdi con Marina Rebeka en el papel de Violetta.
Aparte del lujo de tener a Coppola como directora de escena, uno de los atractivos de esta nueva versión es que Valentino es también el responsable del vestuario de Violetta y de algunos otros personajes. Y de paso, la escenografía lleva la firma del inglés Nathan Crowley, diseñador de producción de películas como “Batman inicia” o “El caballero oscuro”. Hollywood, en pleno, parece haberse mudado a Valencia.
Al interior
Sin embargo, a pesar del lujo y todo ese mestizaje, Valentino y su socio Giancarlo Giammetti le apostaron por una versión clásica. “Esta es una ópera especial. He visto muchas Traviatas que no tenían el espíritu de Verdi ni en la música ni en los ves- tidos. Vi una en televisión donde Violetta cantaba con un impermeable de plástico. Respeto todas las visiones, pero creo que La Traviata es una ópera muy importante, que no se puede representar de cualquier manera y debe haber un cierto ambiente romántico en todo. El vestuario debe hacer bella a la cantante y eso excluye impermeables y trajes ridículos”, dijo.
La directora El montaje fue creado por Valentino Garavani y Giancarlo Giammetti.
Sobre cómo llegó Sofía Coppola a conformar este grupo, Giammetti explicó que “queríamos un director que trajera un aire fresco y nuevo, que supiera interpretar la dulzura de un personaje como Violetta y pensamos en Sofía Coppola, pero tanto a ella como a Crowley les pedimos que permanecieran cercanos al clásico, que fueran fieles al libreto a la historia y a la época”.
La directora estadounidense dijo que lo quería es “darle una nueva perspectiva, intentando conectar con Violetta y seguir el argumento a través de sus emociones. Quería que fuera lo más real posible porque no quería desviar la atención de la música y del vestuario”.
La cineasta muestra una especial sensibilidad estética y musical, así como un equilibrio entre lo clásico y lo moderno. La Traviata supo-