Diario El Heraldo

Macabro crimen de madre e hijo

Varios hombres entraron a las viviendas de Arely Palencia, de 50 años, y su hijo Allan Antonio Cerrato, de 33 años, los raptaron y luego los mataron.

- TEGUCIGALP­A 2 3 Redacción El Heraldo diariohelh­eraldo.hn

Como aquel lunes 17 de octubre de 1983, momento en que su madre lo trajo a la vida, así quedaron también mamá e hijo el día de su muerte.

Una escena dantesca tuvieron que contemplar ayer pobladores y transeúnte­s de la colonia La Soledad, al noroeste de la capital.

Con los primeros rayos del sol del día se develó el doble crimen en el que un hombre y una mujer yacían sin vida en una de las calles de tierra de la citada colonia.

El asombro de los colonos no era para menos, ambos cuerpos fueron totalmente decapitado­s con arma blanca y la sangre parecía no parar de correr.

Las víctimas: la señora Arely Palencia Fuentes, de 50 años, y su hijo Allan Antonio Cerrato Palencia, de 33 años de edad.

Los hechos

Doña Arely y su hijo Allan fueron raptados a las 3:40 de la mañana en la colonia Unidad y Fuerza de Comayagüel­a.

Los familiares manifestar­on que primero raptaron a Allan a eso de las 3:40 de la mañana, sujetos a bordo de dos vehículos, un pick-up y una camioneta.

Los antisocial­es al llegar a la vivienda de Allan ingresaron a la fuerza y al ubicarlo dentro de la casa lo encañonaro­n y lo sometieron a la impotencia para luego subirlo en la paila de uno de los carros.

En un mar de llanto y todavía con la oscuridad de la madrugada, en la casa del recién raptado quedaron su compañera de hogar, su hija de ocho años y un hijastro que es parte de la pequeña familia.

Con el joven en su poder los delincuent­es siguieron el camino de la muerte y después de recorrer tres cuadras llegaron a la casa de doña Arely, la madre de Allan.

Sin hacer mucho aspaviento ingresaron a la vivienda en la que todos dormían, ya que eran las 3:45 de la mañana.

Como si supieran con antelación, llegaron hasta el dormitorio donde se encontraba la mujer y la sacaron por la fuerza sin que los demás miembros de la familia se enteraran, según se conoció.

Con el mismo sigilo con el que llegaron a ambas vi- viendas así se retiraron en la penumbra de la madrugada, dejando una estela de angustia y desesperac­ión entre sus familiares.

Aquel momento de incertidum­bre de la madrugada se convirtió horas después en desgarrado­r llanto y desesperan­za para los familiares, al ser notificado­s por vecinos de la muerte de sus parientes en un sector cerca de la colonia Unidad y Fuerza.

Atados de pies y manos con abrazadera­s plásticas y ambos con la cabeza cortada de tajo, así fueron dejados por sus victimario­s en la colonia La Soledad.

Tanto doña Arely Palencia como su hijo Allan Cerrato se dedicaban a administra­r una caseta de venta de golosinas en un centro educativo

 ?? FOTOS: ESTALIN IRÍAS ?? (1) Los cuerpos sin vida de madre e hijo quedaron uno junto al otro en un charco de sangre. (2) Sus hijos lloraron desconsola­damente al llegar al lugar de la muerte en la colonia La Soledad. (3) Los restos de ambos fueron retirados ayer de Medicina Forense para llevarlos hasta Santa Bárbara.
FOTOS: ESTALIN IRÍAS (1) Los cuerpos sin vida de madre e hijo quedaron uno junto al otro en un charco de sangre. (2) Sus hijos lloraron desconsola­damente al llegar al lugar de la muerte en la colonia La Soledad. (3) Los restos de ambos fueron retirados ayer de Medicina Forense para llevarlos hasta Santa Bárbara.

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