El combate de la extorsión
El debate en torno a las polémicas reformas penales coincide con un recrudecido clima de violencia e inseguridad frente al cual, aunque nos agobia la zozobra, no debe cundir el pánico. La extorsión que nos azota con violencia se robustece con el miedo y nos hace olvidar a ratos que los buenos somos más y que no estamos vencidos.
Sabemos que en su lucha contra este terrible flagelo el Estado ha tenido tanto aciertos como desaciertos, y que a estas alturas deberían ser ya lecciones aprendidas para avanzar en el cometido de recuperar lo que se nos fue de las manos.
En 2011 se aprobó una tasa de seguridad para proveer recursos al combate del crimen común y organizado; en 2012 se penalizó la extorsión, considerada un delito de crimen organizado, con entre 15 y 20 años, y cadena perpetua en caso de muerte de la víctima; en 2014 nació la Fuerza Nacional Antiextorsión (FNA), también se aprobó una ley para bloquear las llamadas en los penales, y en 2016 se crearon los juzgados especiales antiextorsión. Pero con todo y este andamiaje, los resultados no son los esperados.
Ahora el gobierno plantea la necesidad de unas reformas penales, una de ellas tendiente a garantizar que el delito se considere cometido desde el momento que se hace la amenaza, uno de los talones de Aquiles a la hora de judicializar a los extorsionadores, según se ha esgrimido. Sabemos que, si de leyes dependiera, nuestro país sería tan seguro como queremos, pues nuestros diputados han sido prolíficos en su aprobación, sin embargo, el problema estriba en que los delincuentes, de toda ralea, han sido más efectivos para eludir la ley que la ley en atraparlos a ellos. Y así no hay reforma que valga.
Urge que se fortalezca la investigación criminal, que los operadores de justicia sean más eficientes y que se aplique la ley.
Las reformas, que son avaladas por diferentes sectores de la sociedad, no deberían discutirse con el color político, sino que considerando si es el momento de dar un paso más para enfrentar este flagelo que golpea a la sociedad