EL ARTE COBRA VIDA EN LOS MUROS DE LA HABANA
que trazan rostros espectrales y la mirada baja, cuerpos de mujeres que se entremezclan o una sencilla flor en las manos de un niño.
Según una publicación de la agencia AP, las imágenes aparecieron repentinamente en la ciudad como hongos después de la tormenta.
Y no es que el artista Yulier P la tenga fácil. Los muros sobre los que plasma su extraña inspiración fantasmal son rugosos, descascarados, con decenas de capas de pintura superpuestas en edificios o casas que parecen a punto de desmoronarse o solares abandonados en una ciudad con serios problemas de mantenimiento.
“Para mí es importante que el artista urbano se exprese libremente, que no sea condicionado por nadie, ni una galería, ni un gobierno”, dijo a la AP el creador, cuyo nombre completo es Yulier Rodríguez Pérez.
La obra de Yulier P se identifica por su lenguaje impresionista muy personal.
Conocido por su nombre artístico de Yulier P, nació en la provincia central de Camagüey, intentó varias veces avanzar en educación artística dentro del ámbito académico hasta que desistió y terminó por formarse un poco como autodidacta y otro con maestros locales, experimentando en talleres comunitarios y en las paredes.
“El artista urbano cuestiona la sociedad y la política, las realidades que se viven en las calles”, comentó Yulier P, para quien es importante explorar temas como la tristeza o la frustración de su Cuba, más allá de la imagen de inagotable despreocupación que suele venderse a los turistas. Según el grafitero, “cada obra es como un libro de cuentos que quiere contar historias: de un desvalido o de alguien que tiene hambre o de quien quiere expresarse y no puede”, dijo. “¿La felicidad? Se la dejo a los salseros”.
Yulier es un huracán con una tiza en la mano. Tanto, que un mural puede llevarle unos 40 minutos. Pero no todo es miel sobre hojuelas. Como no cuenta con aval oficial, su arte ya le trajo algunos problemas y aunque la policía uniformada jamás interfirió