País soñado Cosas de campaña política
técnica social que nos vende cosas que no necesitamos y nos crea necesidades que no tenemos, considera que el político que pretende lograr muchos votos debe procurar dos características básicas: que la gente lo conozca y que sepan que está aspirando. Como la música es una forma de comunicación muy efectiva, es el primer recurso que se utiliza para fijar el nombre del aspirante en la conciencia de los votantes y resuenan por todas partes las canciones pop, merengue, reguetón, rancheras y hasta corridos; unas muy pegajosas, otras simpáticas y algunas absurdas, para todos los gustos.
Para que lo reconozcan en la papeleta electoral tiene que hacer conocido su rostro: para eso está la propaganda en los diarios y sobre todo en la televisión, porque sus posibilidades audiovisuales permiten la irrupción total en los sentidos de las personas y pueden presentar su nombre, la cancioncita, su sonrisa y las imágenes repartiendo víveres, abrazando ancianitas y besando niños ajenos. El paquete se completa al repletar los postes de la energía eléchan con enormes carteles con su imagen retocada (algunos rostros de candidatos y candidatas no se parecen a la realidad), otros cuelgan su propaganda en edificios y hay quienes pagan esas gigantescas vallas en bulevares y carreteras en busca del ansiado voto.
Los tiempos modernos nos traído las campañas políticas 3.0 que se desarrollan en las redes sociales, especialmente en Facebook y Twitter, aunque también pelean un espacio Instagram y YouTube, entre otras. Aquí los políticos persiguen de forma particular el voto de la juventud, pero está claro que no es exclusivo, hay de todo. En Internet se pueden exponer las ideas, las fotografías, los videos, todo, a bajo costo. El riesgo es que la gente puede responder y muchos descargan su desesperanza y su desilusión con los políticos y les exigen, con toda razón, mucho más; pero hay otros que aprovechan para soltar su odio y su frustración personal y la contrica vierten en un matadero lleno de odio y de diatribas.
También sigue vigente la campaña tradicional de visita casa por casa. Los partidos políticos organizan grupos, segmentan barrios y recorren las calles para pedirle a la gente directamente el voto, convencidos de que ese contacto personal estimula más al votante y lo compromete directamente con el candidato. Este esquema es el que permite también las concentraciones políticas sectoriales, que reúnen a muchos seguidores en un solo punto para demostrar popularidad, fuerza y organización.
Todo esto se resume en lo más práctico: dinero. Así que las oportunidades de llegar a más personas y conseguir más votos es para quien tiene recursos y puede pagar publicidad, movilizaciones y organización. De vez en cuando se cuela alguien inesperado. Si fuera como las elecciones en la escuela primaria, donde no hay campaña, se vota espontáneamente por el más simpático, el más seriecito o el de las mejores notas, quizás tendríamos menos decepciones
Resulta incomprensible que algunos aspirantes consigan votos diciendo mentiras, proponiendo sandeces y destacando fútiles atributos físicos”.
“Las oportunidades de llegar a más personas y conseguir más votos es para quien tiene recursos y puede pagar publicidad, movilizaciones y organización”.