Diario El Heraldo

Una gran oportunida­d para Honduras

- Michael Gort Embajador de Canadá para Honduras, Costa Rica y Nicaragua

Hace un año, Berta Cáceres, la internacio­nalmente reconocida defensora del medio ambiente, fue asesinada vilmente en su residencia en La Esperanza, Intibucá. Al igual que ella, durante los últimos doce meses también fueron víctimas de la violencia muchos otros defensores, activistas, periodista­s, mujeres y hombres que defienden sus comunidade­s y hablan a favor de los derechos de otros más vulnerable­s. Algunas de estas personas, así como Cáceres, gozaban de medidas cautelares otorgadas por la Comisión Interameri­cana de Derechos Humanos. Es decir que la complejida­d de sus casos, sus actividade­s y las amenazas y peligros a los que estaban expuestos, eran conocidos. Sin embargo, esto no impidió que fueran víctimas de la violencia.

Durante este período no solo han ocurrido hechos negativos; Honduras también ha dado pasos en la dirección correcta para solventar los principale­s problemas que enfrenta. El establecim­iento de la Misión de Apoyo contra la Corrupción y la Impunidad en Honduras (Maccih), la Comisión Especial para el Proceso de Depuración y Transforma­ción de la Policía Nacional de Honduras, y el Sistema Nacional de Protección de Defensores y Defensoras de Derechos Humanos, Periodista­s, Comunicado­res Sociales y Operadores de Justicia, son algunos ejemplos que resaltan de estos bloques que se están colocando para construir la Honduras que el pueblo hondureño anhela y merece.

Todos estos esfuerzos ayudan a Honduras, pero para seguir avanzando es necesario redoblar los esfuerzos para asegurar que estos mecanismos sean efectivos en su mandato de crear un cambio positivo y duradero en el país. Nuestros socios de todos los sectores de la sociedad hondureña nos han enfatizado sobre la necesidad de asegurar el respeto a los derechos humanos y el estado de derecho, aumentar la transparen­cia y el acceso a la justicia, fortalecer las institucio­nes hondureñas y fomentar la participac­ión ciudadana en la gobernabil­idad a nivel central y local, dando especial atención a la participac­ión política, económica y social de las mujeres y los jóvenes. Asimismo, se debe garantizar el respeto al diálogo y la disensión, e incluso a la protesta pacífica, como bases para una democracia fuerte y participat­iva, asegurando que las personas que desean una Honduras mejor puedan expresar y manifestar sus opiniones sin temor a represalia­s ni a la violencia.

Para asegurar una Hon- duras estable y pacífica, es fundamenta­l dar respuestas rápidas y efectivas a las demandas de la sociedad hondureña, comenzando con un diálogo abierto, constructi­vo e inclusivo, que permita encontrar soluciones consensuad­as a los problemas del país, incluyendo la corrupción y la impunidad, los cuales sabemos que son causantes de la desigualda­d. El diálogo de este tipo no siempre es fácil, pero es esencial para toda sociedad. Como todo país, Canadá también tiene desafíos en materia de derechos humanos, precisamen­te en la relación con nuestros pueblos indígenas; sin embargo, hemos comenzado una renovación de esta relación basada en el reconocimi­ento de derechos, el respeto y la cooperació­n, acompañado­s de mecanismos que faciliten la justicia y la reparación.

Como representa­nte de Canadá, nación amiga de Honduras, sé que el pueblo hondureño desea y trabaja para tener paz y mejores oportunida­des. Con nuestro programa de desarrollo, comercio bilateral, inversión privada y apoyo al turismo, hemos puesto nuestra confianza en Honduras, y continuare­mos apoyando al pueblo hondureño para mejorar la gobernabil­idad y el respeto al pluralismo, la diversidad y los derechos humanos, y lograr el crecimient­o económico sostenible.

En este aniversari­o de la muerte de Berta Cáceres, reflexione­mos sobre el tipo de sociedad que deseamos construir. El logro de una resolución satisfacto­ria del asesinato de Berta Cáceres, y la garantía de la seguridad y la libertad de expresión para los defensores y la ciudadanía en general, representa­n una gran oportunida­d para el Estado hondureño para enviar una señal positiva a la comunidad internacio­nal sobre su voluntad de proteger los derechos humanos. A pesar de que los retos son grandes, confío que en Honduras existe la determinac­ión para enfrentarl­os. Canadá está dispuesta a seguir apoyando estos esfuerzos

Se debe garantizar el respeto al diálogo y la disensión, e incluso a la protesta pacífica, como bases para una democracia fuerte y participat­iva, asegurando que las personas que desean una Honduras mejor puedan expresar y manifestar sus opiniones sin temor a represalia­s ni a la violencia”.

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