Exposición “De Zurbarán a Barceló” es el título de la muestra de 53 cuadros, atesorados por la multimillonaria española, que serán presentados por primera vez en París
gustaba”, con un interés “enciclopédico”, dijo Melendo.
Discreta, introvertida, esta celebridad española de 62 años, que estudió en el Liceo Francés de Madrid, decidió exponer parte de su colección en París como quien expone su biografía.
“El coleccionista es aquel que trata de prolongar las diferentes etapas de su vida a través de las obras que guarda junto a él”, escribe Koplowitz en la presentación de la exposición.
Koplowitz no ha podido evitar que su vida fuera de dominio público: su matrimonio y divorcio del empresario Alberto Cortina, sus negocios o su relación con su hermana Esther, a quien le vendió su parte en la empresa inmobiliaria heredada de su padre, un judío que huyó del nazismo.
Coleccionar arte, afirma en el texto, es un “camino iniciático” emprendido a los 17 años, que “me ha servido de escudo frente a las vicisitudes de la vida”, afirma esta financiera.
Quizás por ello muchas de las obras expuestas son retratos de mujeres, en su alegría, tristeza o soledad.
“Hércules y Onfala”, de Francisco de Goya, es, por ejemplo, el encargo de un hermano del rey Carlos III, el infante Luis, un cardenal que se enamoró perdidamente de una mujer. Hércules aparece en actitud humilde enhebrando una aguja ante la mirada atenta de una joven con un costurero. Es una pintura “irónica” sobre hasta qué punto la belleza femenina vuelve vulnerable al hombre, dijo el comisario.
La empresaria asegura que su primer instinto fue dedicarse a las Bellas Artes y que incluso frecuentó una academia en Recoletos, en la última planta del edificio donde se encontraba el Café Gijón. “He invertido parte de mi patrimonio y lo he hecho para que el conjunto sea conservado y pueda estar a disposición de los demás”.
Obra maestra
El “Retrato de Doña Ana de Velasco y Girón” (Juan Pantoja de la Cruz, 1603), un óleo encargado por el duque de Frías antes de la boda de su hija en Portugal, revela la expresión contrariada y entristecida de la joven prometida. Koplowitz “se interesa por la historia que hay entre el artista y su mecenas”, dijo Melendo.
Del siglo XX, la multimillonaria española adquirió “pequeños tesoros” como obras de Toulouse-Lautrec, Van Gogh y Juan Gris. De Picasso posee algunos cuadros “poco evidentes”, como “Torso de mujer”, pintado en la campiña catalana en 1906 y del que destacan los colores cálidos, mediterráneos.
Un Modigliani, “La pelirroja con colgante” (1918), es un retrato de una de sus modelos más recurrentes, que posa con una actitud de reproche frente a quien la pinta.
La muestra, abierta hasta el 10 de julio, expone también paisajes africanos de Miquel Barceló, obras de maestros del expresionismo abstracto como Rothko y esculturas de Giacometti y Louise Bourgeois.
Toda colección es un retrato de su propietario. La de Koplowitz traduce un gusto ecléctico “y a la vez coherente”, según Pierre Curie, conservador del museo. Por ejemplo, predominan los retratos femeninos, “pese a que ella no sea consciente de ello al comprar sus obras”, según Pablo Melendo, exconsejero delegado de Sotheby’s en España y comisario de la muestra.
La muestra se fraguó en los pasillos de la feria de arte TEFAF, en la ciudad holandesa de Maastricht, en marzo de 2016. “Hace dos años, tal vez nos hubiera mandado al garete, pero creo que ahora estaba preparada para escucharnos”, relata Curie. “Ha llegado a ese momento que alcanzan, tarde o temprano, todos los coleccionistas. En un momento determinado, todos sienten ganas de mostrar su colección y de compartirla”