JOH, diputados y oposición
La voz del pueblo es la voz de Dios, y en las pasadas elecciones generales hubo un mandato contundente. Gracias a los votos de los hondureños, el partido de gobierno no obtuvo la mayoría de diputados en el Congreso Nacional, dándole al país un equilibrio de poder entre el Ejecutivo y el Legislativo. Pero por razones que solo ellos sabrán, los de la oposición no han podido hacer contrapeso en aquellas propuestas legislativas que, según ellos, atentan contra los intereses de país. Resulta interesante que siendo mayoría en el Congreso, los partidos políticos opositores se han dejado arrebatar el poder que el pueblo les otorgó, cediendo la presidencia y permitiendo que sea el Legislativo una dependencia más del gobierno. De hecho, su titular es un achichincle del Presidente, olvidándose de la majestad del órgano que representa y diluyendo cualquier espejismo de la independencia de poderes que consigna la Constitución. Estas reflexiones surgen a raíz de las declaraciones del mandatario al pedir al electorado que no lo deje “solito” en el Congreso, como si en verdad precisara de tal voto... Lo que hace dudar también de las convicciones e intenciones de quienes pertenecen a partidos que proclaman su propia visión e identidad de país. Al final esas diferencias con el Partido Nacional no son tales y terminan dándole su voto a todas las propuestas introducidas en el pleno, aunque ante la opinión pública pretenden excusarse con absurdos como el del jefe de bancada liberal ante las aprobadas reformas penales. ¿No sería más honesto que se fueran todos al Partido Nacional para darle su voto de frente y no andar después inventando excusas descabelladas ante la opinión pública? Claro, me olvidaba que son políticos. Aimée Cárcamo PeriOdista