ENTRE PaRÉNTEsIs Una lógica demencial
números, la sentencia adquiere pleno sentido, pues no hay tal “piedra filosofal” o “abracadabra” en las llamadas “ciencias duras”. Han pasado a la historia quienes descubrieron un esquivo y novedoso eslabón en meticulosos cálculos que otros intentaron sin éxito, a veces hasta la muerte. Cambiaron algo –consciente o inconscientementeen el proceso y el resultado varió.
En la vida diaria, cada quien puede constatarlo. Bien se sabe que si no se están obteniendo las metas deseadas, vale revisar el procedimiento en su todo y partes para introducir las modificaciones requeridas y así conseguir lo que se persigue.
Llevando esta idea al contexto que nos rodea, encon- tramos en distintos ámbitos pruebas fehacientes del reiterado error de esperar resultados diferentes, haciendo siempre lo mismo. Piénsese, por ejemplo, en la situación de inseguridad y violencia que vivimos. No hemos atacado durante décadas las causas del problema: no hemos garantizado condiciones de vida digna a nuestra población ni construido una cultura de paz y respeto a los derechos humanos con participación ciudadana, ni hemos aumentado la eficiencia de los órganos de justicia y seguridad para combatir la impunidad (a pesar de que los indicadores mostraban niveles alarmantes desde hace años). Seguimos haciendo apología de la violencia, convirtiéndola en algo cotidiano (inevitable y por ello aceptable) para nuestros hijos y comunidades, sin reducir el armamentismo ni otros factores criminógenos. Y a pesar de que nada de eso se ha hecho, esperamos ingenuos que, de forma casi milagrosa, se reduzcan las estadísticas de homicidios, tasas delincuenciales e índices de impunidad y corrupción.
El proceso electoral primario recién concluido operó bajo esa lógica demencial, la misma que cuestionaba en su momento el genio alemán. Las reglas de participación seguían siendo las que en 2008 y 2012 provocaron serias denuncias y arbitrariedades en el seno de los partidos que organizaron primarias en ese año. Pero en la práctica, nada se hizo desde entonces (pasado el barullo y rabietas) para remediar las causas de las irregularidades y quejas. La promesa de una nueva Ley Electoral y de las Organizaciones Políticas fue ignorada y puesta a un lado, a pesar de que las reformas podían apuntalar el sistema político democrático del país, generando credibilidad en una ciudadanía que cada vez desconfía más de la política y sus principales operadores: los políticos.
Las anomalías detectadas en las elecciones deben investigarse y erradicarse. No hacerlo y esperar confianza y credibilidad en las elecciones de noviembre sería demencial. Sería negar la realidad, tal y como hacen sin cesar quienes padecen de locura.
NOTA: Publicado el 30/11/2012. Adaptamos fechas y sigue vigente
Las anomalías detectadas en las elecciones deben investigarse y erradicarse. No hacerlo y esperar confianza y credibilidad en las elecciones de noviembre sería demencial”.