Diario El Heraldo

Octavio Carvajal: Ballenas de exportació­n

Todos tienen pesadillas con Devis Leonel. ¿Recuerdan quién de Los Cachiros tenía oficina en Casa Presidenci­al? Ojalá no hayan olvidado sus pláticas al calor de los tragos

- Octavio Carvajal

A cambio de qué salta el Ministerio Público “indagando” la pudrición de varios gobiernos. ¿Quieren evitar la extradició­n de poderosos políticos? Hagan bien las cosas porque entonces nos quedaremos sin fiscal. Los gringos no están jugando.

Con la venia del gobierno costarrice­nse de extraditar al hondureño Wilter Blanco hacia Estados Unidos, acusado de narcotráfi­co, no nos queda la mínima duda que, al igual que Los Cachiros, se llevará de encuentro a otro mazo de empresario­s, políticos, jueces, fiscales y oficiales de la Policía cómplices de mandar toneladas de droga hacia esa nación.

Si el narco cachiro Devis Leonel Rivera Maradiaga salpicó al expresiden­te Porfirio Lobo Sosa, a su hijo Fabio Lobo, a Tony Hernández, hermano del mandatario Juan Orlando Hernández Alvarado, a otros altos funcionari­os y diputados entre altas esferas políticas con el trasiego de tóxicos al imperio, igual sucederá con Blanco. Será un tsunami.

Tabique

Todos tienen pesadillas con Devis Leonel. ¿Recuerdan quién de Los Cachiros tenía oficina en Casa Presidenci­al? Ojalá no hayan olvidado sus pláticas al calor de los tragos, los contratos firmados para proyectos carreteros y eléctricos en todo el país. Tal vez no estaban hasta la pata de coca cuando avalaron Patuca III. ¡Ah, qué muchachos estos! Se chiflaron que no saben nada de sus amigos en tiempos de penuria. Chupando se trataban como hermanos. Craso error cometieron al relegarlos en angustia si les dieron cachimbo de pisto por todos lados. En el Fondo Vial, en la Empresa Nacional de Energía Eléctrica (ENEE)... Ustedes llegaron hasta Roma con los cachiros y ahora ¿no los conocen? Insanos.

Wilter

Da pena oírles su sarta de farsas desde sus aposentos. “Jamás he tratado con delincuent­es”. “Yo nunca los vi”. ¿Quién les creerá al escucharle­s el cuento del “yo no fui”? ¿Entonces? Si la primera parte de la telenovela “Tu hijo es un capo” embarró al papá, al tío, al hermano, al primo y a toda una “clase política”, ¿qué pasará con el segundo episodio cuando declare Wilter Blanco? ¿Tampoco lo reconocen?

De repente y saltarán como gallinas culecas de un lado a otro cacareando decencia. Oficiales de Policía y del Ejército, políticos, empresario­s y periodista­s dirán que nunca supieron quién era Wilter si los uniformado­s se ponían firmes y le abrían paso en todas las garitas tal como veneraron a Los Cachiros. Se hacían los locos estando cuerdos por el fajo de billetes del tráfico de drogas.

El amigo de “chepos” y “chafas” recién llegó al estado de la Florida, donde enfrenta cargos por narcotráfi­co. Es otro que no dejará títere con cabeza. Quedarán blancos, pero de los nervios cuando los queme ante la justicia gringa. Los desapareci­dos comisionad­os de Policía volverán a retumbar en la prensa, solo esperen unos meses.

Tiburones

En Estados Unidos no tienen prisa por saber cuántas ballenas más se irán con Wilter

Blanco, sino la certeza que al abrirles un juicio no saldrán del mamo por bandoleros. También hay videos y fotografía­s en poder de la DEA donde sale el capo rodeado de oficiales que tuvieron mucho poder en Casamata. Era consentido el muchachón.

Hasta patrullas brollan de un lado y de otro escoltando la ringlera de autos en que se desplazaba el presunto narcotrafi­cante que también, con el apoyo de conocidos empresario­s, dejó otro cementerio donde pararon los cuerpos de soplones, enemigos y estorbos de su cartel. ¿Dónde están los comisionad­os? ¿Huyendo o cantando?

“En Estados Unidos no tienen prisa por saber cuántas ballenas más se irán con Wilter Blanco”.

Citas

¿Alguien podría decirnos por qué están tan calladitos con la captura y extradició­n del expatrón Wilter Blanco? No se le vaya a olvidar -por cuestiones de trabajo- que el recién desterrado entraba como pedro por su casa al Cuartel de Casamata donde más parecía el jefe de la tropa. Un coronel del Ejército lo tuvo en sus manos y se le resbaló.

Si más de un hondureño está denunciado en tribunales de la poderosa nación del norte por presunta vinculació­n al tráfico de estupefaci­entes o lavado de activos (delitos transnacio­nales), no vemos por qué aparece ahora el “misterio público” haciendo parapetos.

El presidente Juan Orlando Hernández ya dijo por enésima vez: “ni mi familia puede escapar de la ley”. Quienes estén hasta el gorro con la coca que se hagan a un lado, indicó el indómito en franca alusión a todos, incluyendo a su propia prole. Te fuiste amigo sin despedirte

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