Con otra óptiCa Navidad 1932
nan sus páginas fotograbados de niños y de figuras sociales como Ángel Zúñiga Huete, Teresa Fortín, Lowell Yerex, fundador de Taca, quien aparece sin evidencias de su ojo de vidrio, perdido el natural en la revolución de 1924, cuando bombardeaba desde el aire a Tegucigalpa.
Interesantes rasgos de la son estilo y lenguaje. La (buena) redacción del primero intenta ser poética, declamatoria e hiperbólica; el segundo está lleno de voces altisonantes y metafóricas, no sin cierta pedantería intelectual: pulquérrimo, insigne, superhombre, panida… El presbítero José Trinidad Reyes es centro de la motivación navideña, por sus teatrales Pastorelas, y a quien dedican la edición.
De Reyes alaba la avanzada defensa de la mujer que personificó hacia 1840, cuando expuso ante la sociedad los vicios del machismo, la hipocresía social y el atraso de la civilización hondureña, que no otorgaría el voto a las féminas —hasta entonces ignorándolas como ciudadanas— sino en 1966.
Interesante rubro de esta publicación es el de la publicidad contratada. Anunciante destacado es Taca (“el tiempo vuela”), que informa viajar vía Managua, Estelí y Ocotal a San Salvador y cuyo teléfono entonces es el 1208. Igual publicitan los Dres. Magín Herrera con su farmacia Cruz Roja, importadora de patentados, y Miguel Sánchez, el dentista J. Panting, el optomestrista H. A. Clarke, un ceibeño hotel Argentino, las estufas, camas, máquinas de escribir y “revistas del mundo” traídas por la Agencia Sergio Castro, y desde luego la casa Santos Soto, fundada en 1875 y que mercadea “paño para billares, casimir blanco, mantos bordados” o Siercke Hmnos., y E. Febres, agencia comercial que expende cremas Parfumerie E. Fleur, de París, cuchillería de acero y Aktiebolaget Svenks Bakklinga, sea lo que sea.
El tiempo jamás es ido, somos los hombres quienes transitamos hacia nunca y siempre jamás