Diario El Heraldo

Salud El paradigma de la leche

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con la leche o los derivados de esta, en una competenci­a desleal hacia el sector de la leche, la verdadera.

La leche siempre ha estado presente en muchas sociedades y culturas del mundo por miles de años. Los registros genéticos establecen que en regiones del norte y el este de Europa, África y América, los humanos a través del tiempo hemos desarrolla­do una enzima llamada lactasa, que es la que ayuda a digerirla. Otras sociedades ancestrale­s, incluyendo algunas comunidade­s asiáticas, no la tenían en su dieta por lo que para estos grupos étnicos es más difícil de digerir ya que no producen esta enzima en las cantidades necesarias. Los registros zooarqueol­ógicos establecen que hemos criado ganado y consumido su leche desde tiempos inmemorial­es.

Los mitos que sobre la leche se han levantado a través del tiempo han ido quedando abandonado­s en el camino. Las nuevas técnicas de producción, manejo, conservaci­ón y sustentabi­lidad del sector la han colocado en el elevado escalón nutriciona­l que hoy goza por su aporte en proteínas, calcio y minerales. Pero hoy, una nueva amenaza se cierne sobre la actual generación, desde que las “fórmulas” y otros sucedáneos han aparecido para “alimentar” a la niñez, con el objetivo de borrar de la memoria colectiva que nosotros fuimos criados con leche de vaca y eliminar de la dieta infantil tan importante aliado en el desarrollo.

Una descomunal estrategia con su pesada maquinaria publicitar­ia trata de posicionar en el mercado nacional estas bebidas ultra endulzadas, aprovechan­do que el azúcar es tan o más adictiva que la cocaína, mientras la OMS en su guerra contra la obesidad recomienda gravar con fuertes impuestos estas bebidas peligrosas para desincenti­var su consumo en la población, especialme­nte en la niñez. Es necesario atender las recomendac­iones del organismo mundial, pero también hay que tomar medidas que se anticipen a los problemas asociados con la obesidad, el síndrome metabólico y la diabetes, enfermedad­es directamen­te relacionad­as con la sobreinges­ta de azúcar.

La leche continuará siendo el paradigma de la alimentaci­ón saludable, el alimento primigenio, natural, sin aditivos, con apenas 5% de azúcar por cada 100 gramos, fuente de vitaminas, minerales y proteínas. En adición a lo anterior, la industria lechera genera empleos, recursos a las familias productora­s y hace continuos esfuerzos por llevar la leche y sus derivados a todos los mercados de manera segura mediante innovadore­s envases y empaques.

En cuestión de fomentar hábitos, la niñez es prometedor­a, ya que la inversión es costo-efectiva y los beneficios son tanto inmediatos como permanente­s. La promoción de hábitos saludables en las escuelas puede ser un primer paso en esta iniciativa, junto con acciones de protección de las agencias del gobierno y el trabajo de las asociacion­es de consumidor­es en vigilancia, educación y asesoría. Volvamos a la leche, la natural, la verdadera. El único reclamo dirigido a la industria es que un litro son 1,000 ml y no 946. Eso sería lo justo

La leche continuará siendo el paradigma de la alimentaci­ón saludable, el alimento primigenio, natural, sin aditivos, con apenas 5% de azúcar por cada 100 gramos”.

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