ConfliCto ¿De enfrentamiento verbal a confrontación bélica?
en búsqueda de protección en los países vecinos.
Pese a las crecientes sanciones económicas impuestas por las Naciones Unidas como respuesta a las pruebas misilísticas con ojivas nucleares y con un radio de alcance que podría llegar a alcanzar la costa oeste estadounidense, Pyongyang continúa en desacato y aumenta la frecuencia de sus lanzamientos, varios de los cuales han resultado en fracasos debido a los ataques cibernéticos ordenados por Obama y continuados por Trump.
¿Cuál sería la reacción china y rusa ante el estallido de una conflagración? A la primera, tradicional protector del estado cliente norcoreano, no le conviene la reunificación de las dos mitades ya que, al igual que ocurrió con las dos Alemanias, la parte más desarrollada industrial y comercialmente ejercería el control del proceso, en este caso sería Seúl quien establecería las reglas del juego. Por ello, le conviene la permanencia del actual status quo. De hecho, China durante el gobierno de Mao envió miles de tropas a combatir las fuerzas estadounidenses y surcoreanas entre 1948 a 1953, conflicto que significó un empate desde el punto de vista militar y la partición de la península en dos naciones antagónicas, sin haber firmado un tratado de paz.
Moscú, por su parte, tradicionalmente ha respaldado al régimen norcoreano, pero no desea contemplar la posibilidad de que las consecuencias de una confrontación bélica alcance su territorio, colindante, al igual que China, con Corea del Norte. Fueron científicos soviéticos quienes capacitaron a sus colegas norcoreanos en los complejos conocimientos nucleares.
Desde el punto de vista del régimen norcoreano, su supervivencia depende de contar con armamento atómico cada vez más sofisticado que impida cualquier intento externo por desestabilizarlo. Por ello, su prioridad esencial es el mantenimiento de unas poderosas fuerzas armadas, a costa del deterioro creciente en el nivel de vida de su población, afectada cíclicamente por hambrunas e inundaciones. Paralelamente, el mantenimiento de un sistema político altamente represivo, unipersonal, de corte stalinista, que fomenta el culto a la personalidad del caudillo en el poder.
Su comercio exterior, consistente en lo esencial de exportaciones de carbón hacia China, se ha reducido ante la imposición de sanciones por parte de la comunidad internacional, lo que ha debilitado aún más su base económica.
Hasta ahora, el mundo presencia el intercambio de recíprocas amenazas por parte de los contendientes; empero, una acción fortuita o deliberada puede conducir de una guerra fría a una caliente, con resultados desastrosos para la población civil.
La diplomacia pareciera haber llegado a un callejón sin salida, por cuanto los diversos intentos por alcanzar acuerdos han colapsado ante la intransigencia e inflexibilidad de Norcorea. De no alcanzarse una solución pacífica y racional, el planeta estaría cada vez acercándose más y más a una guerra termonuclear, a un Armagedón
Desde el punto de vista del régimen norcoreano, su supervivencia depende de contar con armamento atómico cada vez más sofisticado que impida cualquier intento externo por desestabilizarlo”.