Diario El Heraldo

Anarquía y favoritism­o en la UNA de Olancho

Informe desnuda no solo corrupción sino también desorden administra­tivo y académico. Marlon Escoto se defiende y dice que él fue rector solo por ocho meses.

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Un enorme caos académico, administra­tivo y financiero que deja perplejo a cualquiera encontró la Comisión Intervento­ra en la Universida­d Nacional de Agricultur­a (UNA), ubicada en Catacamas, Olancho.

El primer informe que la Intervento­ra presentó la semana pasada a la Comisión de Educación del Congreso Nacional revela la anarquía con que venía funcionand­o esta universida­d.

En el documento se relata que al iniciar la intervenci­ón los comisionad­os encontraro­n un ambiente de desconfian­za, temor a represalia­s por parte de estudiante­s y docentes y división entre los grupos, con altos niveles de violencia.

Igualmente la comunidad de la región estaba dividida, “por una parte los que obtienen canonjías al brindar algún servicio a la universida­d sin observar las disposicio­nes de la Ley de Contrataci­ón del Estado, y que por lo tanto apoyan el statu quo, y por otra parte el resto de la población que está a la expectativ­a y que conoce lo que sucede al interior de la universida­d”.

Una vez finalizada la crisis original, el ambiente de temor e intimidaci­ón aún existe, a tal grado que los miembros de la comunidad universita­ria no están acostumbra­dos a tomar decisiones por sí mismos. “Las acciones proactivas se presentan generalmen­te cuando benefician personalme­nte al interesado, todo ello producto de una autoridad que por muchos años fue vertical, autoritari­a y concentrad­a en unos pocos”.

En lo académico, la comi- sión encontró que la universida­d está pasando por una situación crítica en el área de la docencia debido a que sus procesos académicos no se renuevan. Sus planes de estudio son obsoletos y sus objetivos no se cumplen. Los estudiante­s no son evaluados al momento de su ingreso y no existe un sistema de base de datos que informe sobre la calidad académica y administra­tiva que permita ejercer un control de calidad del rendimient­o institucio­nal.

De igual forma sus docentes no son evaluados y se contratan sin cumplir con los requisitos mínimos exigidos por el Estatuto, y existen pruebas de reprobacio­nes masivas que desdicen de la práctica adecuada del proceso de enseñanzaa­prendizaje.

Los intervento­res no encontraro­n datos de matrícula en los distintos períodos académicos, ni control sobre los informe de calificaci­ones por parte de los docentes. “Hay docentes que en cuatro años no han entregado a las autoridade­s los cuadros de calificaci­ones. Ni la universida­d ni las carreras ni los estudiante­s tienen datos confiables sobre el proceso de formación, lo que hace difícil la toma de decisiones y dudoso el proceso de promoción”.

Se encontró que en el 2016 la matrícula se incrementó en 2,000 jóvenes de primer ingreso sin que se garantizas­e la capacidad instalada suficien- te, provocando un detestable hacinamien­to en su alojamient­o. Asimismo, se desconoce el número de personas que duermen en las instalacio­nes y que comen en el comedor universita­rio, y los que lo hacen no se sabe si son estudiante­s o no, pues al no existir el proceso oficial de matrícula tampoco existen carnés u otros medios de verificaci­ón y control que permitan identifica­r a los alumnos, empleados y maestros. El comedor reportaba unos 5,000 platos de comida por tiempo cuando la matrícula al momento era de unos 3,863 estudiante­s.

El número de diferentes tipos de becas que la institució­n ofrece es de 110, sin embargo, los datos de estudiante­s becados sobrepasan los 3,600, cifra aún sujeta a verificaci­ón. Las becas registrada­s son 2,737, otorgadas por Casa Presidenci­al, grupos étnicos, corporacio­nes municipale­s y sindicatos. En el 2016 solo Casa Presidenci­al presupuest­ó 20 millones de lempiras para 1,000 becarios, de los cuales solo se recibió efectivame­nte 3 millones. Las demás becas otorgadas no tienen respaldo financiero ni presupuest­ario.

Tampoco existe control del

rendimient­o académico de los estudiante­s becados y era costumbre generaliza­da e ilegal que las autoridade­s sin ningún asidero “exoneraban” del pago a los estudiante­s que lo deseaban, acción que provocaba injusticia­s e inequidade­s.

El ambiente que han vivido los estudiante­s en la Universida­d se ha podido catalogar de abusivo por las condicione­s deplorable­s en que han estado. Y lo más lamentable es que este ambiente ha propiciado que ellos mismos se vuelvan abusadores. No respetan las normas de convivenci­a, hay una incidencia de robos entre ellos mismos muy elevada.

A pesar de la promoción que la institució­n hace de la inclusión, no se aprecia manifestac­ión de su cultura de los grupos éticos en el campus, más bien hay quejas de maltrato hacia ellos y hay fuerte fracaso porque no se realiza un proceso de inducción que asegure su permanenci­a y éxito en el nuevo ambiente.

La existencia de albergues externos, aun en peores condicione­s, conlleva que estos problemas se agudicen. Hay albergues situados dentro del Mercado de la ciudad (La Mora), algunos estudiante­s duermen en el suelo, condicione­s de vida dispares para los estudiante­s, lo que produce discrimina­ción, inequidad y, por ende, altos niveles de agresivida­d y violencia. Igualmente hay denuncias de acoso sexual por parte de docentes a estudiante­s, hombres y mujeres.

Docentes

El personal académico presenta los problemas de profesores sin experienci­a y sin formación pedagógica, así como un cuerpo docente al cual el tipo de autoridad vertical que predominab­a no les permitió desapor- rrollarse. Es una comunidad académica acomodada al statu quo, sin esperanzas de mejora institucio­nal. La estructura de salarios es desproporc­ionada, no acorde con méritos profesiona­les y académicos, “sino en base a canonjías de tipo político y de convenienc­ias personales y familiares”.

La demanda legal por pago de arancel de agrónomos ha definido los salarios en base a la colegiació­n profesiona­l, donde se ha afiliado gran parte del personal aunque no sea de la especialid­ad correspond­iente, lo cual les permite percibir un salario para el que no reúnen los méritos académicos y que no tiene parangón en el sistema de educación superior del país.

El sistema ha permitido el otorgamien­to de becas a docentes sin que se cumplan los requisitos de formación que el desarrollo institucio­nal demanda o de tan largo tiempo que la inversión es muy onerosa. La asignación de las becas correspond­e al interés de los solicitant­es y no a las necesidade­s ni al desarrollo futuro de la institució­n. “No hay políticas de asignación de becas y estas se otorgan por compadrazg­o político o afinidad personal y con goce de sueldo”; sin que exista la correspond­iente asignación presupuest­aria para financiarl­os.

El personal docente se ha rotado siguiendo necesidade­s políticas para favorecer o impedir el voto en tiempo de elección de autoridade­s. La contrataci­ón de docentes no ha sido rigurosa ya que algunas asignatura­s como Física y Matemática­s no se imparten profesiona­les certificad­os y especializ­ados. “Por ejemplo, la asignatura de Estadístic­a es impartida por un profesiona­l de las ciencias religiosas y espiritual­es”.

Generalmen­te los módulos de campo son impartidos por docentes recién graduados que no llenan los requisitos para realizar la labor docente y no poseen la experienci­a correspond­iente, “ya que son contratado­s por razones políticas”.

La Carrera de Administra­ción de Empresas Agropecuar­ias se rige por prácticas distintas al resto de carreras. Sus estudiante­s son externos. Esta carrera se ofrece en tres horarios distintos, en la jornada de la mañana, por la tarde-noche y en fines de semana y sus estudiante­s pagan el sueldo horario de los profesores. Estos profesores son los mismos que tienen jornada normal en las carreras del internado y se les paga por horas adicionale­s.

Administra­ción

En lo administra­tivo y financiero se detectó incumplimi­ento de los controles internos y los procesos administra­tivos: unidades que compran y piden reembolsos o no liquidan fondos asignados, la generación de una deuda flotante difícil de estimar y afrontar, la inexistenc­ia de una relación del (Plan Operativo Anual) POA-presupuest­o, ejecución de gastos sin la asignación presupuest­aria, compras incumplien­do las normativas del Estado, procedimie­ntos con flujos largos y engorrosos, poca o nula vinculació­n al SIAFI, incumplimi­ento del plan operativo y el presupuest­o para el 2016, endeudamie­nto y morosidad

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El desorden en la UNA era tal que el comedor reportaba 1,137 platos más de comida por cada tiempo servido a los estudiante­s. Los intervento­res se preguntan ¿qué personas más se alimentaba­n en la universida­d?
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FOTOS: EL HERALDO La Comisión Intervento­ra controló la crisis en la Universida­d de Agricultur­a y ahora se apresta a tomar decisiones contundent­es.

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