Los rotos
La desigualdad en Honduras es abismal; aunque no existan castas como en la India, estas están a la vuelta de la esquina.
Es triste que los gobiernos sean liberales o nacionalistas, hayan o estén gobernando solo para grupos de poder a los que históricamente se les denomina cacicazgos. Son encabezados por personas pudientes que han heredado fortunas, que tienen antepasados que les otorgaron grandes propiedades convirtiéndolos automáticamente en latifundista porque eran originarios de España y a estos se les encomendaron personas de origen africano o aborígenes para que sirvieran de siervos o esclavos. Estas tradiciones se mantienen hasta el día de hoy cuando se explota a personas con planes de horas de trabajo cuando la realidad es que estos trabajan más de las horas asignadas, no tienen derechos de preavisos, seguridad social, pensión y pueden ser despedidos cuando se le antoje al dueño de la empresa.
Otros se codean con la clase burguesa cuando han adquirido riquezas delinquiendo en el Estado o participando en actividades ilícitas, invirtiendo en urbanizaciones o comprando conciencias de políticos inescrupulosos que legislan con trasfondos para sostener a la clase económica que les ha comprado el honor, la conciencia, la moral y el nombre por un puñado de billetes que tiene rastros de droga y sangre. Los dalit, palabra hindú que significa rotos, en Honduras no tienen las posibilidades de un trabajo digno, no tienen acceso a la educación, vivienda, salud y viven en anillos periféricos donde la delincuencia es el pan de cada día. Cuántas mentes brillantes se echan al bote de la basura porque la sociedad los excluyó de tajo.