La reinserción de los compatriotas deportados
La proyección del gobierno respecto a esta temática es débil o nula, sus acciones surgen cuando hay situaciones extremas, como las deportaciones de menores no acompañados en 2014”.
Si durante el gobierno del demócrata Obama (2009-enero 2017) fueron retornados a sus países de origen un total de 2,768,000 personas originarias de diversos países, sobre todo de México, Guatemala, El Salvador y Honduras, la tendencia sin duda crecerá durante la actual administración estadounidense a medida que se endurecen aún más las políticas migratorias hacia quienes residen en Estados Unidos de manera irregular.
La prohibición y sanciones enviadas por Washington hacia las llamadas “ciudades santuario” existentes en algunos estados de la Unión, que han ofrecido acogida y protección a los migrantes, extensivas a las autoridades policiales que se nieguen a colaborar activamente con los servicios de Migración, significarán una mayor desprotección hacia quienes han ingreso a la Nación del Norte de manera indocumentada, tanto adultos como menores de edad.
No solo se está expulsando a quienes han cometido acciones delincuenciales, también a quienes han vivido durante largos períodos de manera pacífica, sin quebrantar ley alguna, municipal, estatal y/o federal.
¿Está preparada Honduras para acoger a sus hijas e hijas obligadas a retornar al país? ¿Existen políticas estatales y privadas para ofrecerles una fuente de empleo que facilite su reinserción socioeconómica en sus comunidades de origen, utilizando las destrezas adquiridas en el exterior o bien capacitándolos en técnicas y procedimientos laborales? ¿Se les garantiza un clima de seguridad y protección hacia sus personas y familiares que posibilite una convivencia pacífica con su entorno social?
Si se marcharon del país fue por la no existencia de oportunidades de empleo y por el ambiente de violencia imperante, para lo cual se internaron en lo desconocido, sujetos a extorsiones, violaciones, privación de libertad y, en el peor de los casos, la muerte accidental o provocada durante el trayecto cada vez más peligroso e incierto.
De acuerdo al estudio realizado por Casa Alianza, Niñas y niños migrantes: factores de expulsión y desafíos para su reinserción en Honduras (2016), “No existe de parte del Estado una política integral de largo plazo que les restituya sus derechos y les permita reinsertarse en sus comunidades e mejores condiciones y con mayores capacidades que cuando decidieron tomar la ruta migratoria. Se carece de mecanismos de protección estatal para la reinserción...Lo poco que ha implementado el Estado al respecto es producto de una supuesta crisis causada por el anuncio que hizo el gobierno estadounidense de realizar deportaciones masivas de menores que habían ingresado ilegalmente a su territorio. Ante ese anuncio, el gobierno creó la Fuerza de Tarea de la Niñez Migrante que involucra a la mayoría de instituciones estatales, pero...no lograron coordinarse para ejecutar programas y proyectos. Como reconoció el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef): “El Estado creó la Fuerza de Tarea para atender una coyuntura, pero no se evalúan las causas de la migración”.
El Foro Social de la Deuda Externa y Desarrollo de Honduras (Fosdeh), en el documento “Deportados, entre expectativas y desesperanzas”, concluye que “Honduras cuenta con una Ley de Protección de los Hondureños Migrantes y sus Familiares, la cual crea el Consejo Nacional de Protección al Hondureño Migrante. Sin embargo, al revisar los programas existentes para apoyar a los retornados, se encuentran vacíos tanto en cobertura y financiamiento como en el seguimiento y monitoreo a los deportados. Los programas existentes en Honduras para ayudar a los deportados, en su mayoría son iniciativas de organizaciones de sociedad civil y empresa privada. La proyección del Gobierno respecto a esta temática es débil o nula, sus acciones surgen cuando hay situaciones extremas, como las deportaciones de menores no acompañados en 2014... Esta situación denota que no se atacan causas, sino efectos”.
Tanto Casa Alianza como el Fosdeh aportan recomendaciones puntuales para colaborar en el tratamiento de esta compleja y dramática realidad que afecta, directa o indirectamente, a miles de familias. Las mismas serán vistas en un próximo artículo