Diario El Heraldo

InvItado Victoria de Macron para elegir entre lo malo y lo peor

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¿Esa regeneraci­ón supone lucha contra la corrupción? Excelente disfraz y aún mejor distracció­n, pues la actuación de los neoliberal­es contra la corrupción nunca llega al fondo ni la reduce. ¿Cómo han de acabar con la corrupción si conforma el sistema? Pero discursear contra la corrupción funciona porque distrae al personal y maquilla las medidas antisocial­es que se avecinan.

¿Hay que explicar a quién sirve Macron? El nuevo presidente francés, por ejemplo, quiere que las negociacio­nes laborales sean empresa por empresa. Nada de negociar por sectores y aún menos convenios colectivos. Pero negociar empresa a empresa desarma al movimiento obrero y debilita a los trabajador­es. Por eso Macron quiere cambiar las reglas de juego. Además, Macron pretende adelgazar el Estado eliminando más de 125,000 empleos públicos, pero no policías ni soldados, al revés, contratará a 11,000 nuevos policías y creará una fuerza de intervenci­ón rápida en el mundo.

Para maquillar sus propósitos antisocial­es, Macron promete formación profesiona­l para parados y jóvenes y reforzar el seguro de desempleo. Pero habrá que ver cómo lo paga, pues bajará impuestos a las empresas… para favorecer la contrataci­ón. Dice, pero ese tocomocho lo conocemos en España, donde la reforma laboral del Partido Popular ha logrado que la mayor parte del empleo sea temporal y precario, mientras crecen desigualda­d y pobreza hasta niveles desconocid­os en el último cuarto de siglo. Eso explica que haya 15 por ciento de personas con empleo, pero pobres. Pues eso es lo que promete Macron. Y, para que no haya duda so- bre sus intencione­s, reducirá 60,000 millones de euros el gasto social.

ATTAC-Francia ha advertido de que el programa de Macron es netamente ultraliber­al y de que su Presidenci­a será como si la República fuera presidida por bancos y multinacio­nales, mientras crecen las crisis social y ambiental.

Además, Macron no frenará al Frente Nacional; al contrario, su Presidenci­a fortalecer­á a la derecha, a la minoría que detenta el poder económico, que, por cierto, también está con Le Pen. ¿Acaso Hitler, Mussolini o Franco no estuvieron al fiel servicio de grandes empresas y grandes capitales? Ahí están IG Farben, IBM, Volkswagen, Siemens, BMW, Siemens, Krupp y muchas más a las que favoreció sin el menor disimulo el régimen nazi, por ejemplo. Puro capitalism­o. Pero desvela a quien sirve Macron con su deseo de firmar el acuerdo de comercio e inversión de la Unión Europea con Canadá, el CETA, que dejaría el comercio en manos de las voraces multinacio­nales. Si llegan a estar vigentes los tratados bilaterale­s (TTIP, TPI, CETA…) vaciarían del todo la democracia y mandarán las multinacio­nales.

Como recuerda ATTACFranc­ia, el Presidente electo es un ultraliber­al, amigo de financiero­s, bancos y multinacio­nales, y advierte que, de permitirle gobernar a su antojo, rebajará los derechos del pueblo trabajador hasta convertirl­os en sombra y acabará con lo que queda del estado de bienestar. Pero ahora el pueblo francés puede hacer que Macron no disponga de mayoría suficiente en las próximas elecciones legislativ­as, que ya sería un freno, votando a la izquierda

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