Con otra óptiCa Un destino manifiesto
donde decía que revolución es acelerar la evolución, y es porque esa feliz meta, esa diana de justicia y equidad, ese nuevo mundo de solidaridad y equilibrio arribará imparable, no importa qué o quién ose detenerlo.
Interesantes síntomas de ello se dan. Contra la moda de las drogas, sodas y fast food (que dañan al cuerpo), inducida e impuesta por el capitalismo transnacional para hacernos consumir y consumir sin criterios de calidad, vienen los orientales ahora a recomendarnos el slow food, es decir la no prisa, el saboreo del bocado, la escogencia de la alimentación saludable, la buena práctica masticatoria y, especialmente, la percepción del disfrute y gozo de yantar. Los animales se hartan, el humano elaboró ciertas delicadas perfecciones a las que llama culinaria y gastronomía.
El concepto de calidad de vida –sobre todo al correr la edad– se impone cada vez más. Comprende evitar la obesidad y practicar ejercicio, siquiera modestamente. Sugiere aprender a reconocer las grasas saturadas, que afectan al metabolismo, y sustituirlas por ingredientes y compuestos sin químicos, colorantes o exceso de minerales que pueden provocar perjuicios: sodio, aspartame, azúcar de caña –cuyo exceso es enemigo de la salud del siglo XXI–, otros, y obtener los mismos beneficios del mundo natural: frutas, vegetales. De ello lo importante es el concepto: cuide usted mismo su salud, puede hacerlo sin sacrificio y más bien con satisfacción, evite las adicciones (tabaco, alcohol), libere el cuerpo para que acceda a liberar la mente. La causa por la que el budismo gana nuevos adeptos constantemente es porque carece de escrituras “sagradas”, dogmas, ritos, vírgenes e incluso un dios a quien dedicar el pensamiento. Su objetivo es el perfeccionamiento del ser humano pero por él mismo, no porque aguarde premios o castigos, y para ello hace énfasis en la moral y la ética, el equilibrio interior personal, la unión con el ambiente y la armonía con el cosmos. Por consecuencia adversa las guerras, que son lluvias de dolor, y estimula a conocer y amar al prójimo, lo que es ideal receta contra la violencia.
En lo político el mundo moderno sigue líneas interesantes. Cada vez es más amplio el conocimiento de que el género humano es objeto de una brutal explotación económica, científicamente dirigida, para lo cual se le aliena y enajena por miles de sofisticados instrumentos, incluyendo los medios de comunicación. Esa conciencia gana terreno y acentúa la resistencia contra tales modos y métodos, hasta que arribará un día en que el proceso acabe por invertirse y permitir que nazcan y se desarrollen sociedades más igualitarias y justas.
Cuando nos deprimamos, cuando sintamos que el alma patina en el fango de la confusión contemporánea, detengámonos un minuto, cerremos los ojos y pensemos las palabras del Popol Wuj: nunca es más oscuro que cuando va a amanecer
La máxima altura a que la especie deba ascender la ascenderá, es inevitable ese progreso”.