Durmiendo con el enemigo
En el Partido Liberal por décadas estuvieron “durmiendo con el enemigo”, es decir con aquellos que comulgan con una ideología muy diferente a la que practican por convicción los liberales. Son muchos los que lograron infiltrarse dentro de esa institución durante la guerra fría y utilizando su estructura alcanzaron ser nominados y electos para diferentes cargos de elección popular que incluye la más alta magistratura. Pero fue hasta la administración Zelaya-Santos-Micheletti que se dieron cuenta que el partido realmente había sido usurpado para alcanzar el poder y puestos ahí sacaron su verdadero rostro ideológico para poner en riesgo nuestro sistema democrático y a la institución política más longeva del país. Vino, por supuesto, lo inevitable, lo lógico, lo predecible y quizás hasta lo “necesario” como fue la crisis política más grave de la historia contemporánea, que afectó a toda la nación, que todavía es recordada con repudio por la mayoría de los hondureños. Pero también se presentó la gran oportunidad para que abandonaran el partido aquellos hombres y mujeres que lo traicionaron y lo llevaron al borde de su extinción. Dicen que la diferencia entre un nacionalista y un liberal es que: en donde los liberales ven un problema, los nacionalistas ven una oportunidad. Si los liberales sacan provecho de la situación adversa se darán cuenta que esta es la coyuntura ideal para depurar su partido. Luis Zelaya hizo una invitación abierta y exclamó en la convención: “regresen a casa” y pidió perdón ahora como presidente de esa institución. Algunos calificaron su acto como: “humilde y genuino” otros como “falso y demagógico”. en mi opinión, la invitación no debería ser tan abierta, pues algunos personajes que no regresen… que se queden donde están.