La ATIC y los reos fugados
En poder de la Agencia Técnica de Investigación Criminal (ATIC) están ya importantes evidencias que mostrarían cómo y quiénes son los partícipes de la bochornosa fuga de 18 pandilleros de la Penitenciaría Nacional.
Se trata de documentos, videos y grabaciones telefónicas que mostrarían la coordinación y la forma en que salieron de la cárcel peligrosos delincuentes, entre ellos partícipes de masacres, que siguen prófugos de la justicia.
Algunos de los reos debían haber estado encerrados en las celdas de máxima seguridad de El Pozo, pero sospechosamente la orden de traslado emitida por los juzgados no había sido ejecutada, en lo que sería una dilación intencionada mientras se fraguaba el escape que vino después.
La fuga masiva de los pandilleros, que salieron por la puerta de enfrente burlando varios anillos de seguridad, es un hecho intolerable que exhibe las graves falencias del sistema penitenciario hondureño, contaminado con manzanas podridas al servicio de criminales.
Este hecho muestra la urgencia de que se realicen cambios integrales en los centros carcelarios del país, donde no solo debe resolverse el hacinamiento, los privilegios con que se encuentran algunos reclusos, la continuación de los delitos y la anarquía en general, sino que debe depurarse a quienes han venido permitiendo estas irregularidades.
Las autoridades deben rendir cuentas claras a la sociedad de lo que ocurrió el pasado 11 de mayo, cuando la principal instalación carcelaria del país se convirtió en una coladera de peligrosos delincuentes, además de establecer si estos hechos no se estaban presentando desde antes aunque en menor magnitud.
La ATIC tiene la responsabilidad de dar informes fidedignos al Ministerio Público para que proceda contra los funcionarios responsables, sobre quienes debe caer todo el peso de la ley.
No es suficiente la suspensión de sus cargos. Es necesario que estos sujetos sean llevados ante los tribunales por su manifiesta negligencia y complicidad