Atropellada en la capital
Otra muerte por causa de los irresponsables conductores, esta vez del transporte público, se produjo este jueves en la capital. Esta vez fue una mujer que pereció atropellada cerca de la colonia San Miguel. La violencia y agresividad de los motoristas en general es un grave problema ante el cual las autoridades poco o nada han podido hacer. No se respetan los pasos cebra, conducen a exceso de velocidad, usan el claxon indiscriminadamente aun cuando transitan frente a hospitales, se paran donde les da la gana y no hay quien les ponga coto. Cuántas vidas más se tienen que perder para que las autoridades de Tránsito tomen medidas efectivas y mejoren sus mecanismos de control y penalización, en aplicación de la ley. No es posible que casi todas las semanas haya atropellados y fallecidos en accidentes de tráfico que son tan comunes como los billetes de a peso. Los conductores seguirán haciendo lo que quieran, en carreras desenfrenadas por calles, avenidas y bulevares, abusando ante las personas que andan a pie, en bicicleta o moto, mientras no haya una autoridad que les obliggue a respetar la vida de las demás personas. Hombres y mujeres al volante se conducen como dueños de la calle, dioses sobre cuatro ruedas, que no dan el paso a los peatones, ni así estén bajo la lluvia o un inclemente sol y le echan el carro a los pobres animales que cruzan las vías como si fueran cucarachas que hay que aplastar. Mientras sigan impunes estos abusos, algunos en apariencia pequeños, seguiremos conociendo de gente que muere atropellada por el simple hecho de sentirse con derecho a cruzar la calle libremente, olvidando que aquí las personas no son primero.