Diario El Heraldo

Víctimas Comunicado­res mártires

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(seis muertes). Estas cifras las divulgó en su momento el Comisionad­o Nacional de los Derechos Humanos.

Mencionemo­s por su nombre a algunos de los ejecutados: Georgino Orellana, Aníbal Barrow, Héctor Francisco Medina Polanco, Alfredo Villatoro, José Artemio Deras Orellana, Carlos Hilario Mejía, Marlon David Martínez Caballero, Dorian Hernández, Elmer Cruz, Henry Reyes Salazar, Nery Francisco Soto, David Meza.

El personal de Diario EL HERALDO también ha sufrido persecució­n y acoso: la periodista Digna Aguilar se vio obligada a abandonar temporalme­nte el país debido a amenazas a muerte relacionad­as con el ejercicio profesiona­l. Otros han logrado salvar la vida, pero recibiendo heridas, entre ellos (as) Kenia Arias, Félix Antonio Molina y Ricardo Matute.

Así, el ejercicio de la actividad periodísti­ca ha llegado a constituir­se, junto con la abogacía, en ocupacione­s de alto riesgo, en que la incertidum­bre y zozobra forman parte de la vida cotidiana. El resultado ha sido que algunos de ellos han optado por la autocensur­a, lo que resta objetivida­d y credibilid­ad a su misión, visión y ética. Y es que además de informar también se debe interpreta­r y orientar de manera objetiva, sin incurrir en simpatías o antipatías personales, presentand­o los hechos tal cual han ocurrido, no importando si en el proceso se afectan intereses personales, grupales o clasistas.

El día consagrado al periodista, el 25 de mayo, debe ser mucho más que festejos, celebracio­nes y agasajos. SiEl multáneame­nte debe constituir­se en ocasión propicia para analizar el estado actual de la profesión, sus tendencias y perspectiv­as, así como el rescate de los compatriot­as que han sobresalid­o por méritos propios en esa carrera: los dos Valle (José Cecilio y Rafael Heliodoro), los Valladares (Paulino y Alejandro), los Castro (Alejandro padre e hijo), los Acosta (Gustavo y Óscar), los Machado Valle (Vicente padre e hijo), los Zelaya (Armando y Virgilio).

La historia del periodismo hondureño aún presenta lagunas, especialme­nte con lo relativo a publicacio­nes de carácter local, al igual que la prensa subterráne­a, la que ha sido publicada de manera clandestin­a, subreptici­a, para intentar evadir la represión oficial. Tal fue el caso de Martillo, impreso en Tela bajo la dirección de Manuel Cálix Herrera; El Amigo del Pueblo, dirigido por Antonio Gómez Romero, siendo uno de sus columnista­s Zoroastro Montes de Oca; Vanguardia Revolucion­aria, órgano del Partido Democrátic­o Revolucion­ario Hondureño, en el que colaboraba­n Ramón Amaya Amador, Dionisio Ramos Bejarano, Ramón Rosa Figueroa, Medardo Mejía, entre otros columnista­s y editoriali­stas. Circulaba en las fincas bananeras de la Costa Norte con peligro para los distribuid­ores de ser capturados y sancionado­s, ya que denunciaba las arbitrarie­dades y desamparo jurídico en que se encontraba­n los trabajador­es rurales y urbanos, dando cabida en sus páginas a las denuncias proletaria­s

Así, el ejercicio de la actividad periodísti­ca ha llegado a constituir­se, junto con la abogacía, en ocupacione­s de alto riesgo, en que la incertidum­bre y zozobra forman parte de la vida cotidiana”.

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