Letras con filo Vida interna de los partidos políticos
en que viven las organizaciones de todo el sistema político. Los partidos existen como maquinarias electorales, que se activan cada vez que se convoca a la ciudadanía a ejercer el voto. La experiencia histórica de los diferentes gobiernos ha demostrado que las personas que han dirigido el país, aunque formalmente lo hace en nombre de todo el pueblo, se olvidan que su organización partidaria tiene una ideología, un programa y unas propuestas para la dirección de los asuntos de Estado. Prácticas individualistas en el ejercicio del poder le han causado enormes daños a la sociedad hondureña, mismos que se hubieran evitado si los grandes temas de la nación se discutieran internamente en las organizaciones partidarias.
En una coyuntura como la actual, donde los partidos cada día pierden el sentido del ejercicio democrático interno, son los grupos fácticos los que terminan tomando las decisiones en todos los asuntos, incluso, hasta los cargos de elección popular quedan sujetos al poder que proporciona el dinero, o en todo caso, a las relaciones personales de los que se han abrogado las facultades de decidir por toda la militancia y las estructuras de dirección de los partidos. Los cargos públicos de más relevancia en la administración estatal, están destinados a ser ocupados por los que aportaron más en la campaña electoral, la militancia partidaria ya no es una condición indispensable para ocupar los primeros lugares en asuntos de gobierno.
De esta manera, los partidos políticos van cayendo en manos de grupos y personas, algunos de los cuales con nexos de origen muy dudoso, poniendo el sistema político al servicio de actividades ilícitas y comprometiendo la función del Estado que es la búsqueda del bien común.
Estoy sorprendido por los últimos anuncios que se están haciendo por parte de algunos líderes políticos, donde, al parecer, estarían suplantando algunos candidatos electos por el voto popular para ocupar puestos en el Congreso Nacional de la República. Ese tipo de arreglos, aparte de ser antide- mocrático, da una imagen negativa a los partidos políticos y demuestra la arbitrariedad con que son manejados los asuntos internos de las organizaciones, donde el criterio del “jefe” es el que al final se impone.
Todo lo anterior ha sumado al descrédito de los políticos, existiendo una franja del electorado que vota por el “menos peor”, según la percepción de cada ciudadano, sin la certeza que al ejercer el sufragio está eligiendo al más calificado para gobernar a la nación.
En una situación como la apuntada, se abren los espacios para que cualquier aventurero de la política incursione en la misma, sin los dotes personales para gobernar a la sociedad
Estoy sorprendido por los últimos anuncios que se están haciendo por parte de algunos líderes políticos, donde, al parecer, estarían suplantando algunos candidatos electos por el voto popular”.