Fraude, censo y encuestas
Hace dos semanas emergió la nueva estrategia electoral de dos partidos de oposición, consistente en denunciar un supuesto fraude con la inclusión de difuntos en el censo electoral. Es una vieja estrategia, esa de anunciar irregularidades, presuntamente fraguadas por el partido en el poder, no es extraño, lo que sorprende es que lo hagan tan temprano, a cinco meses de las elecciones.
Desde siempre en Honduras ha existido un subregistro de defunciones, personas de tierra adentro, cuyos familiares no reportan los decesos, de ahí que continúen apareciendo en el censo electoral que utiliza el Tribunal Supremo Electoral (TSE) para elegir las autoridades del país. Desde el retorno a la democracia se ha tenido este problema. Se estima que es un 14% las defunciones que no se registran, según cálculos en cuatro años ello puede significar unos 100 a 150 mil personas. En realidad no tan significativo para influir en los resultados finales, si es que votaran todos los difuntos, extremo que nunca se ha comprobado.
Pero, como vivimos en democracia hay que respetar a la oposición y atender sus quejas, aunque a veces juegue sucio, por ello las autoridades del Registro Nacional de las Personas (RNP), como sucede en todas las contiendas electorales, ya informaron que trabajan en la depuración del censo, han pedido a los partidos que si tienen denuncias concretas, que las presenten y que a inicios de agosto se entregará el disco con todos los ciudadanos hondureños aptos para votar.
Me imagino que usted, igual que yo, nos preguntamos ¿por qué tan temprano se anuncia fraude? La respuesta nos la dan las últimas encuestas, el Presidente de la República continúa a la cabeza de las preferencias, por lo que la bulla de fraude busca desprestigiar un posible triunfo y además prepara la justificación que deberán dar los perdedores a sus adeptos.
Lo anticipamos desde hace algún tiempo, esta será una campaña atípica y además muy dura en los ataques, la guerra por alcanzar el poder apenas inicia. Hay que exigir seriedad a los contendientes y no dañar la institucionalidad
"Es una vieja estrategia, esa de anunciar irregularidades, presuntamente fraguadas por el partido en el poder".