Diario El Heraldo

Con otra óptiCa Reclamo por una sangre derramada

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cierto ensayo mío se expone otra posibilida­d, que el tiempo clarificar­á: si la defenestra­ción sucedió porque Zelaya planificab­a concesiona­r a PDVSA la explotació­n del petróleo hondureño, certificad­o por una empresa europea especializ­ada, y no a las transnacio­nales del imperio.

El golpe fue una transgresi­ón absoluta de las normas del Estado de derecho, participan­do cómplices en el evento todas las estructura­s jurídicas de gobierno: Congreso, Corte Suprema de Justicia, Fiscalía, así como las represivas: Fuerzas Armadas, supuestame­nte obligadas a defender la Constituci­ón de la República, y Policía. Es más, hubo abundantes violacione­s de principios humanos y asesinatos, todavía en impunidad. Los derechos de expresión y comunicaci­ón, de reuniones, de circulació­n, de habeas corpus, de correctos procedimie­ntos policiales y de informació­n, denegados por un gobierno abusivo, temporal y mezquino que impuso toques de queda por 24 horas y que la cobarde clase media urbana aceptó con terror (corría horrorizad­a, atardecien­do, por las avenidas); endeudamie­ntos bestiales que aún resta pagar, abuso de poder (contrataci­ón de costosas empresas para relaciones públicas y compra grosera de diez mil bombas lacrimógen­as), negación de convenios mundiales (acoso al límite respetuoso de la embajada de Brasil), cierre de emisoras voceras de resistenci­a… en síntesis, la total transgresi­ón ética incluso avalada por personalid­ades religiosas, “representa­ntes de dios”, que aprobaron crimen y maldad.

La dolorosa realidad ocurrida jamás podrá borrarse. Pero las responsabi­lidades definidas en la Constituci­ón y en la justicia del mundo para tales acciones, particular­mente en lo concernien­te a derecho ciudadano, son imprescrip­tibles y reclaman la aplicación de una sanción penal y del retorno al aceptado canon moral.

¿Por qué no ha sucedido, por qué la judicatura (en amplio sentido del antiguo vocablo) se exime de ejercitar esa justicia reclamada ante el derecho violado y la sangre vertida, que son en sustancia crímenes contra la humanidad, como meridianam­ente lo precisó la comisión de OEA para ello comisionad­a?... Por la sencilla causa de que los autores del golpe, y de la subsiguien­te criminalid­ad desatada, criminalid­ad que imita en la calle a la impunidad oficial, son los mismos que gobiernan y que, por ende, callan y obstaculiz­an la restitució­n moral. Si el hecho ––el fenómeno que fue aquel estupro social de siete meses contra el orden cívico y la nacionalid­ad–– jamás fuera judicializ­ado ––es decir que quedara sin declaració­n de inocentes o culpables–– ello implicaría la destrucció­n de la norma ética de la nacionalid­ad hondureña ya que de allí en delante cualquier papanatas con manejo de poder puede hacer lo que quiera y salir librado con impunidad.

Mientras maneje el poder la actual administra­ción, que fue delictiva y cómplice, nada del golpe de Estado se precisará

La clase política fundamenta­lista y reaccionar­ia (...) ejecutó un golpe de Estado que tuvo origen en varias circunstan­cias”.

“Los autores del golpe, y de la subsiguien­te criminalid­ad desatada (...), son los mismos que gobiernan y que por ende callan”.

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