Violencia, mujer y familia
La evidencia de las muertes de mujeres y el femicidio se ha convertido en un medio para visibilizar la discriminación y la violencia contra la mujer, que desde enero del 2005 a junio del 2016 ha dejado 5,146 víctimas. En muchos de los casos se evidencian grados de maltrato, odio y saña con que se les deja en los espacios públicos o en sus casas de habitación.
En la familia es donde se enseña un conjunto de estereotipos y prácticas sexistas que desvalorizan el género femenino y se arraiga en la creencia de que el cuerpo de las mujeres les pertenece a los hombres y que –la mujer- es formada para que realice determinadas tareas y obligaciones que deben cumplir.
Si analizan lo que aprendieron en sus casas, fueron trabajos diferenciados para los niños y para las niñas, para quienes fue o es: cocinar, lavar, aplanchar y el cuidado de los hijos e hijas, es decir, las labores de la casa para las mujeres y las del espacio público para los hombres y es que el hogar es el espacio donde se educa y se socializan las formas de relacionamiento entre ambos sexos. En estas formas de socializar lo femenino se evidencia un deterioro de las libertades y la autonomía de las mujeres, lo que impide que se empoderen y aprendan a tomar decisiones incluso de su propio cuerpo.
En las relaciones de pareja, la mujer desde el primer momento es considerada como la propiedad del hombre y como establece Ana Carcedo, al iniciar esta convivencia las mujeres “son presentadas y representadas socialmente como de los hombres, lo que se expresa de la fórmula
"Es necesario evidenciar las causas y consecuencias de la violencia contra las mujeres"
social de hablar de ‘mi mujer’, es decir, la mujer que me corresponde”, “si no es mía no es de nadie” y podríamos seguir con estas expresiones que consideran a la mujer una cosa, y por lo tanto pueden agredirla, violarla y matarla en su forma extrema e inhumana.
En tal sentido, es necesario evidenciar las causas y consecuencias de la violencia contra las mujeres que permitan demandar y desarrollar estrategias para la protección contra las amenazas y el empoderamiento para el desarrollo de capacidades de las mujeres para que reconozcan las situaciones que les pongan en riesgo