Se armó la gorda en el PL
Tal como lo advertimos en el artículo titulado “Se va a armar la gorda”, publicado en este mismo espacio en enero de este año, en el que decíamos que “por los vientos que soplaban” antes de las internas del Partido Liberal “se vendrían acontecimientos que desencadenarían consecuencias negativas para la unidad de ese instituto político”. Gabriela Núñez desde su campaña manifestó su malestar en contra de connotados líderes de su partido por la simpatía que sentían por Luis Zelaya, además se “rumoró” el apoyo que recibió por parte del Partido Nacional para favorecer sus aspiraciones y sus “asesores” no solo le mintieron en relación a su popularidad dentro del liberalismo, sino que abiertamente atacaron a Luis en sus medios de comunicación. Irónicamente, esos ataques fueron los que les abrieron los ojos a los liberales para que se volcaran para votar a favor de Zelaya, al grado de convertirlo en un fenómeno político que atraerá también el voto independiente y el pensante en las generales. Con la salida de Gabriela Núñez, Carlos Montoya y Guillermo Montalván de la campaña y del PL, a Luis se le aliviana más su ascenso para tener opciones reales de ganar y se cierra un círculo vicioso y las mañas del pasado que fomentaban la “dedocracia” pues ahora la renovación y el relevo generacional en el liberalismo está consumado. A Gabriela la gente no le perdona haber sido tan “golosa” y demandar al Estado, ser la presidenta de la bancada más “servil” en el Congreso y ahora el hecho de desenmascarar sus ambiciones personales para querer seguir en un cargo para el cual no ha sido electa por el voto directo. Su retiro político no creo que sea “temporal”, ya fue derrotada dos veces en las urnas… Y no creo que regrese por otra.