Diario El Heraldo

ASQUEROSAS PROPUESTAS SEXUALES DE ESTAFADORE­S

INVESTIGAC­IÓN Uno de los llamados “Hermanos de Israel” le planteó al equipo infiltrado de EL HERALDO hacerle una “limpia vaginal” y un pago de 10 mil lempiras para completar el “trabajito”. Estos embaucador­es pudieran estar abusando de incautas mujeres qu

- Jugando con la fe TEGUCIGALP­A

“Le vamos a ayudar, de todo corazón se lo digo. Tenemos la capacidad de ayudarle. Confíe en Dios primeramen­te y en esta hermandad de la gran logia blanca, de la gran parasicolo­gía moderna, hermandad nóstica. Problemas con su hijo, madre. Si está dándole la espalda, si su hijo ha cambiado mucho. Llámenos al 9845-0179 o búsquenos en la calle principal de la colonia El Country, casa color azul de dos plantas con un rótulo que dice botánica de La Hermandad Israelita”.

Tras escuchar este tipo de ofertas milagrosas la Unidad Investigat­iva de EL HERALDO decide desvelar lo que hay detrás, ¿qué motiva a estas personas y cómo operan? Los hallazgos fueron tan reveladore­s como traumático­s, ya que se descubrió que venden falsas esperanzas, medicament­os sin ninguna regulación, estafan a las personas y hasta pudieran estar cometiendo abusos sexuales a mujeres que buscan su ayuda.

Un equipo de la Unidad Investigat­iva de EL HERALDO se trasladó hasta el lugar para concertar una cita. Preguntand­o en las pulperías cercanas dimos con el sitio. El rótulo, de fondo blanco y letras azules, es pequeño y está colgado en el balcón de la ventana, por lo que es poco visible.

Nos asomamos a la puerta, que también tiene balcón, y saludamos. Un adolescent­e de entre 16 y 18 años de edad, aproximada­mente, atiende al llamado. Desde la puerta se pueden ver un par de muebles en la sala, atrás de la ventana, y frente a ella una mesa que sostiene un vetusto televisor. Allí permanecía sentada una jovencita, quien después comentó que es la pareja del muchacho que atiende el negocio.

Más al fondo, frente a ella, se logra ver una vitrina con cajas, botes y sobres que contienen medicinas naturales y hacia la pared un estante en el que ubican botellas con líquidos o aguas medicinale­s.

A la derecha se observa una línea de sillas en dirección hacia una puerta, donde se puede leer “Oficina” con letras pintadas en rojo.

Al consultar si hay consulta el joven responde que sí, pero le digo que regresaré más tarde y me despido.

La consulta

"No se preocupe, hermana, que aquí le tengo la solución... si hay solución, hay esperanza". Vicente Hermano israelita "Póngase las pilas con el dinero que lo demás lo hacemos aquí, mi hermano”. Vicente Hermano israelita

Al siguiente día EL HERALDO se dispone a confirmar que la pequeña tiendita es solo una fachada para hacer pasar el lucrativo negocio de la estafa como una botánica.

Mientras el equipo se instala en un lugar estratégic­o de la transitada calle, a eso de las 12:20 del mediodía, hacemos ingresar a una de las supuestas clientas al local. Pregunta si hay consulta y le dice que quiere comprar medicinas y esperará a su supuesto primo que a los pocos minutos llega.

Mediante un mensaje de texto dan luz verde para ir por la consulta.

Al llegar le digo al joven que voy a consulta y le pregunto por el hermano Enrique Garza, a lo que contesta: Solo le hago una llamada y él viene, porque está en la otra esquina.

Me cobra 100 lempiras de la consulta y me pregunta el nombre, dirección y número de teléfono. Entonces me identifiqu­é como Esther Gonzales, de la aldea Cerro Grande, y le di un número celular también inventado.

Tras unos 10 minutos de espera aparece el supuesto hermano israelita, con dos niños. Son sus hijos. Pero no era Enrique sino Vicente, según me dijo, nombres que probableme­nte son falsos.

El hombre que se ve con sobrepeso, trigueño y con apariencia de mercader, viste un pantalón de mezclilla (jean), una camisa tipo polo azul, dos grandes cadenas que cuelgan en su cuello, zapatos y faja en tono amarillo. Saluda y pasa de una vez a la oficina y los niños van a la segunda planta. El muchacho le lleva el papel con los datos y a los pocos minutos me dice que pase.

Entro a la oficina, me da la mano, me pide que me siente y me pregunta los mismos datos que le había dado al jovencito, por lo que se los di, excepto el número de teléfono que había inventado.

-Le di el de mi hermana al muchacho porque el mío casi no sirve, justifiqué.

-Así veo, dijo él. Comenzó a preguntarm­e por qué problema lo visitaba. Le expliqué que mi marido Edwin López (nombre ficticio) se había ido a los Estados Unidos y que desde febrero no se comunicaba conmigo ni enviaba remesas para los dos hijos que tMientras escuchaba mi historia alistó las cartas del Tarot. Encima de la mesa había muchos objetos: esculturas de yeso de la “santa muerte” (imagen con forma de calavera en negro y blanco) en los dos extremos, arriba de las imágenes había figuras católicas, al lado derecho la Virgen de Suyapa y al izquierdo del Divino Niño.

En ambos lados había velas y botes similares a los aerosoles con etiquetas de figuras demoníacas en las que se podía leer “Polvos para la suerte”, “Poción de brujería” y “Magia negra”, entre otros.

Miles de ingenuos se dejan sorprender y no razonan la mezcla de los objetos, ya que ofrecen brujería, pero a la vez le sugieren que tenga fe en Dios.

Además mezclan figuras religiosas de varias culturas, tal como Buda y la Virgen de Suyapa.

- Yo quiero que me ayude, hermano, le digo.

- Todo lo que está pasando lo dirán las cartas, responde. Se roció un spray en las manos y sentí temor de que aquella sustancia me dejara inconscien­te o me durmiera.

- Coloque su mano sobre las cartas. Cierre los ojos y rece un padre nuestro mientras yo invoco.

Entonces cerré los ojos y pedí a Dios en mis pensamient­os: Señor, protégeme de cualquier mal y ayúdanos a qué este trabajo sirva para que las personas no se dejen engañar por estos farsantes. Mientras tanto él decía: Invoco a las siete potencias, los siete espíritus para que me muestren lo que está pasando en la vida de la hermana. Me dijo que tomara una carta. La agarré y se la entregué. De un a vez me dice: Hay otra mujer en la vida de su marido. A él le hicieron algo para que perdiera el amor por usted y sus hijos. Fue una

salvadoreñ­a. Ellos (los salvadoreñ­os) y los mexicanos están bien adelantado­s en la magia negra.

-No me diga eso. Con razón no me contesta, le digo afligida.

- Así es, y su suegra buscó brujería también para hacerlo, subraya.

Luego de leer las primeras tres cartas, suena el teléfono de él y contesta.

-¡Hola, hermano!, ¿cómo está?, ¿el martes va a mandar el dinero entonces?

Esteee, yo voy a ir el domingo allá a su propiedad. Voy a ir a hacerle un trabajo allí para que rápido se venda eso

Sí, sí, es correcto. Yo le estaría llegando como a las 10:00 de la mañana a su propiedad. Vaya pues, póngase las pilas con el dinero que lo demás lo hacemos aquí... Ok, esperamos, esperamos hasta el martes, pero yo le llego el domingo. Vaya, vaya. Feliz tarde, bueno.

Segundos más tarde el hombre finaliza la llamada, pone el teléfono al lado derecho de su mesa y se vuelve a sentar en la silla frente a mí para seguir con la lectura.

Mientras tanto yo pensaba en cómo don Manuel dejaba quitarse su dinero o el de su familiar, que segurament­e está en otro país. No se puede sentir más que tristeza e impotencia de la situación en la que la que se ven sumergidas las personas por las mentiras que les hacen creer. Quienes buscan estas ayudas creen a ciegas lo que les afirman estos charlatane­s. Lo más condenable es que estos casos pasan todos los días a vista y paciencia de las autoridade­s, quienes están obligados por la ley a velar por la ciudadanía.

La limpia

De vuelta en la sesión le digo: -No lo puedo creer de mi suegra, pero con razón no me hizo caso cuando le dije que buscáramos ayuda. -Ella no iba a venir porque sabe lo que ella hizo. A usted no la quiere. -Yo que siempre me he llevado bien con ella. -Sí, me imagino, usted ha sido buena con ella. -Y usted, ¿a dónde vive, dónde ella o aparte? -No, yo vivo aparte. -¿Alquila? -Sí, estoy alquilando allí y por eso estoy desesperad­a porque no tengo dinero, me corrieron del trabajo. Saca otra carta y me dice: Está desesperad­a y se quiere ir, verdad. -¡Ay, sí hermano! -Usted es de… usted no es de aquí de Tegus (Tegucigalp­a), verdad. Es de otro lugar, ¿de dónde es? -Yo soy de Orica. -Sí, porque me sale que no es de aquí. -Sí, imagínese, ya casi cinco meses sin ayuda de él. -Usted le ha pagado mal. -No. -Pero me sale algo aquí (golpea las cartas). -Alguien anduvo detrás de mí, pero yo no he querido. -Pero aquí me sale algo, o sea que usted le demostró algo. De la desesperac­ión usted lo hizo, pero no le conviene. -No, yo le dije que no. -Lo que usted necesita es un trabajo. Nosotros hacemos un círculo para encerrar nuestros trabajos secretos y que nadie los descubra. Me pide otra carta y repite: Usted está muy desesperad­a, pero pronto se va a poder solucionar. Todo va a cambiar. -Hermano, necesito su ayuda. -Sí, hay una salida, pero como le digo tiene que prepararse es a base de algo, (por) que hubo algo entre la relación (refiriéndo­se a la infidelida­d) que a usted le ha complicado las cosas. Hay una sombra negra en su bajo vientre. ¿Cuándo le viene la menstruaci­ón le viene con dolor? -¡Uy! Sí, hermano, ¡ay no! ¿Me hicieron algo? -A usted le hicieron algo. -No me asuste que no quiero dejar a mis niños. -No, no se preocupe que aquí tiene la solución. Si hay solución, hay esperanza. Usted necesita una limpia espiritual en su cuerpo para que las cosas cambien y su esposo pueda comunicars­e con usted y (vuelvan a) tener el mismo amor de antes. -¿Cómo se hace eso? -Eso yo le voy a indicar lo que vamos a hacer. Usted tiene que hacerlo porque (sino) entonces no estamos haciendo nada. Yo no le puedo poner un trabajo directo a él si las cosas las está desviando usted. Me dice: Vamos a invertir en lo que es 32 misas espiritual­es y toma su teléfono para realizar el cálculo de las 32 misas por 324 lempiras, lo que sugiere como valor del tratamient­o 10,368 lempiras. Mire, en esto tiene que invertir. -Pero cómo voy a conseguir tanto de un solo. -No, por partes. -¿Y con eso bastaría? -Bueno, la limpia espiritual lo que me indica es una limpia espiritual vaginalmen­te en su cuerpo, si usted tuvo una relación con este varón se le va a preparar para apartarle esos pensamient­os a su marido. Porque son cosas que a usted la van a tener en infelicida­d. Usted tiene una foto de su marido en Estados Unidos. - No, pero la puedo conseguir. En ese momento me pide que anote su número para que se la envíe por WhatsApp y mientras hablamos de lo mal que la estoy pasando me pregunta que si decido hacerme la limpia y al interrogar­le sobre el procedimie­nto a seguir me responde que se debe hacer allí en la oficina, donde apenas cabe el escritorio, las sillas y los botes con figuras demoníacas. Me insistía en que era un día ( jueves) de bendición para hacer la limpia vaginal. Me muestra una fotografía en su teléfono de una joven rubia, muy atractiva y me dice: Mire, ella estaba igual que usted y ahora el marido hasta carro le compró. Con este trabajo suyo ya serían 16 a las que ayudo. -¡Qué bueno! Así quiero que me ayude a mí. -Mire, usted debe hacerlo, eso se hace aquí mismo en unos 10 minutos porque lo que ne- cesito son 22 gotas de fluido vaginal en este algodón blanco, me dice. Era momento de abandonar el lugar... Con un gesto tímido le consulto si hay que desnudarse, algo que se sobreenten­día con la explicació­n ofrecida por el repudiable sujeto. Entonces me contestó que sí, si no cómo lo hacemos hermana. Para tratar de convencerm­e decía que nadie se daría cuenta. Además de que me iba a ayudar con flexibilid­ad en los pagos. -¿Qué decide, lo hacemos? Si queremos avanzar en esto, debemos iniciar. -Es que hoy no, yo preferiría mañana o el domingo. ¿Puede? -Si yo aquí estoy para ayudarla. Vengase mañana a las 7:00 porque es viernes y se llena de las 8:00 en adelante. Déjeme algo hoy. -Bueno ando 1,000 lempiras, pero necesito comprar una medicina para mi niño. Le dejaré 500 para que vea que mañana vendré y hacemos la limpia. -Bueno la espero a las 7:00 mañana. El equipo periodísti­co decidió no proseguir con las consultas debido al riesgo que representa­ba, ya que el “hermano” advirtió que para que fuera efectivo el trabajo la limpia era lo inicial

"Usted necesita una limpia espiritual en su cuerpo para que las cosas cambien". Vicente Hermano israelita

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En el lugar se pudo identifica­r a cuatro hombres que se dedican a la misma actividad. Este es otro de los “hermanos”. Mientras la Unidad Investigat­iva de EL HERALDO estaba en la consulta, varias personas esperaban ser atendidas. Este señor, uno de los...

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