Evolución Solo los valores hacen la modernidad
frustraciones, mismas virtudes y mismos errores que los del hombre moderno, pero con diferentes medios de expresión y una menor capacidad técnica que le permitiera manipular su entorno; y lo peor o lo mejor, según sea el caso, es que el hombre moderno, poseedor de las mismas motivaciones, tiene gracias a la tecnología nuevos campos de acción.
Por ejemplo, el hombre primitivo que cazaba para satisfacer su hambre y alimentarse es el equivalente al hombre moderno que obtiene la comida comprando en el supermercado un producto que ha llegado allí gracias a un proceso tecnológico, en el fondo la necesidad ha sido la misma: comer.
No es lo anterior lo que quiero remarcar, sino los acontecimientos considerados salvajes que simplemente se han sofisticado. La necesidad que desde el principio ha sentido el hombre de eliminar de alguna manera al otro para sentir segura su supervivencia y la de su descendencia parece no haber cambiado. Basta con revisar las realidades de las guerras civiles en África y Asia, el terrorismo proliferante allende del Atlántico, y por supuesto la violencia de nuestras regiones, todo con ayuda del avance tecnológico.
Vamos más allá. Esa forma de violencia y de eliminación del otro ha pasado desde Caín y Abel hasta un nuevo código, a esos nuevos códigos y estadios que la tecnología nos ha llevado. Se trata de eliminar al otro con armas más sofisticadas, y no me refiero a las armas de avanzada que tienen las potencias mundiales, me refiero a los medios de comunicación y a las redes sociales: a la violencia simbólica, en la que lógicamente hay un franco dominador y un sometido.
El hombre siempre ha querido sentirse superior al otro, y ahora tiene sus diferentes perfiles en redes sociales, los medios de comunicación y muchos recursos a su disposición para tomar por sus manos lo que siente que le pertenece. La búsqueda de la belleza también ha cambiado, pasando desde el uso de determinadas prendas en siglos anteriores hasta llegar a la cirugía y al retoque de la fotografía con los teléfonos y demás aparatos. Los mecanismos de violencia que otrora se usaban para agenciarse el poder ahora tienen un nuevo lenguaje, mucho más sutil y a veces placentero.
El viejo circo romano tiene nuevo nombre, nuevo espacio y nuevos actores. En definitiva, el hombre sigue siendo en esencia el mismo, lo único que ha cambiado son los recursos para hacer valer sus necesidades e intereses. No digo que el hombre moderno en general sea un bárbaro, digo que la principal diferencia ha sido la tecnificación.
Es por eso que lo que nos hace evolucionados y modernos no es un gadget o un teléfono, lo que nos hace modernos son los valores morales y el correcto andar por la vida
Es por eso que lo que nos hace evolucionados y modernos no es un gadget o un teléfono, lo que nos hace modernos son los valores morales y el correcto andar por la vida”.