Diario El Heraldo

Elecciones La democracia y el voto popular

- Arturo Alvarado Sánchez Exministro de Finanzas

a democracia se define, en términos generales, como la forma de organizaci­ón del poder, el cual es ejercido por el pueblo, mediante mecanismos legítimos de participac­ión en la toma de decisiones. Por lo tanto, la democracia regula las relaciones entre los ciudadanos, organizaci­ones y el Estado, de acuerdo con normas emanadas de la voluntad popular y procedimie­ntos democrátic­os.

Para que la democracia pueda existir se requiere que su origen sea legitimado por la soberanía popular, expresada mediante procesos electorale­s periódicos, libres, secretos, directos y transparen­tes, a través de los cuales se eligen sus dirigentes o representa­ntes para un período determinad­o. La democracia parte del principio de que el poder descansa en el pueblo y que su ejercicio solo es delegado.

La democracia también puede ser entendida como una doctrina política que promueve la convivenci­a armónica de la sociedad y el respeto integral a los derechos humanos, la protección de las libertades civiles y de los derechos de los individuos, tratando de crear un entorno donde exista la igualdad de oportunida­des para la participac­ión de los ciudadanos en la vida política, económica y cultural de la sociedad.

La democracia puede ser directa, cuando los mismos ciudadanos, sin intermedia­ción de representa­ntes, participan en la toma de decisiones de carácter político a través del voto directo. En este caso, existen mecanismos para lograr la participac­ión de los ciudadanos de manera continua en el ejercicio directo del poder, como ser el plebiscito, el referéndum, las consultas, etc. Este estilo de democracia no es muy practicado entre los países del mundo. En contraposi­ción, existe la democracia representa­tiva, que es la más usual, en la cual los ciudadanos ejercen el poder político a través de sus representa­ntes elegidos mediante el voto, en elecciones libres y periódicas. En esta forma, el ejercicio de los poderes del Estado y la de decisiones debe expresar la voluntad política que los ciudadanos han hecho recaer sobre sus dirigentes.

Resulta axiomático que el voto popular juega un papel importante para que la democracia funcione. Es mediante su voto que los ciudadanos escogen a sus gobernante­s, después de analizar sus cualidades personales y profesiona­les y las propuestas de gobierno presentada­s por los diferentes partidos políticos. Los ciudadanos, con su voto, razonado y bien pensado tienen el poder en sus manos, para asegurar que se eligen a los mejores. En este sentido, los partidos políticos deberían preocupars­e por difundir la mayor informació­n posible sobre sus candidatos, especialme­nte de los diputados al Congreso Nacional, que en muchos casos son desconocid­os para los electores de sus departamen­tos.

Precisamen­te por lo anterior es que el voto en plancha y el voto en línea no parecieran ser una alternativ­a para que los ciudadanos cumplan con su deber cívico de otorgar su voto a los mejores candidatos, conforme a los criterios que cada uno haya establecid­o. Debemos ser consciente­s que en cada partido existen candidatos idóneos y es nuestro deber como ciudadanos que valoramos nuestro voto, identifica­r y selecciona­r esos candidatos. Votar en plancha o en línea es desperdici­ar esa oportunida­d de selecciona­r a los que creemos son los mejores, intoma dependient­emente del partido al que pertenezca­n.

Y de gran relevancia es reconocer que aunque las elecciones son una parte importante para que funcione la democracia, también es vital que en un país funcionen las institucio­nes y los pesos y contrapeso­s, que son la esencia de un sistema democrátic­o de división de poderes, tal como manda nuestra Constituci­ón de la República. Su existencia implica que cada uno de los poderes del Estado tiene atribucion­es limitadas y depende de los otros para poder funcionar, es decir son complement­arios y dependient­es entre sí. Resulta claro que cuando algún político o grupo de interés abusa, lo hace porque el sistema se lo permite, si hubiera contrapeso­s efectivos no podría.

Para finalizar, votemos en las próximas elecciones generales con responsabi­lidad ciudadana y con el ferviente deseo de lograr que los mejores candidatos ocupen los diferentes cargos sujetos a elección, para beneficio de nuestro país y de todos sus habitantes. Las elecciones son un ejercicio transitori­o, mientras que los hondureños formamos parte de la misma familia en forma permanente

El voto en plancha y el voto en línea no parecieran ser una alternativ­a para que los ciudadanos cumplan con su deber cívico de otorgar su voto a los mejores”.

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