Protección de los bienes religiosos como patrimonio nacional
El patrimonio religioso está dividido en dos apartados: el intangible y el tangible.
Están dentro del primero las prácticas culturales y religiosas que se realizan en los pueblos, como los rezos y procesiones. En el segundo se engloban los bienes arquitectónicos, artísticos y de orfebrería, que pasan de generación en generación y que son resguardados por instituciones como los museos.
En ese sentido, el arte religioso es un patrimonio de Honduras, un testigo que relata la historia del país en el aspecto religioso, que forma parte de la identidad de los hondureños.
El padre Tony Salinas, director de la Pastoral de la Cultura de la Arquidiócesis de Tegucigalpa, manifestó que su conservación requiere cuidado y que es responsabilidad de todos.
“Hay que evitarle la contaminación por hongos, humedad y aspectos del clima, mucha gente coloca candelas cerca de las imágenes, lo que ocasiona deterioro”, señaló el también párroco de la comunidad de Ojojona. Otro de los aspectos que conlleva este tipo de patrimonio es que requiere de un cuidado de vigilancia para que no se siga saqueando, como ha sucedido desde hace mucho tiempo. “Hay que ir creando conciencia de que el patrimonio es una responsabilidad de todos, su cuidado y mantenimiento”, dijo Salinas.
En Honduras, el principal tráfico de bienes culturales corresponde a las piezas religiosas de origen colonial, que son vendidas por bandas organizadas en Europa y Estados Unidos; por lo que es importante que los vecinos de cada comunidad valoren estos vestigios, puesto que son parte de la historia de Honduras
El Museo de Arte Religioso Colonial de Comayagua ha sido uno de los más saqueados.