Diario El Heraldo

Octavio Carvajal: “Narcos y sapos”

Es el inicio del derrumbe fatal que sufrirán prominente­s catrachos que amanecían con los ojos cruzados y la barriga de fuera en grandes orgías con narcotrafi­cantes

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En Honduras algunos creen estar libres de pecado alegando que son políticos y empresario­s honestos, que jamás han tenido ligas con el bajo mundo, pero en Nueva York, Estados Unidos, se va develando que poco a poco irán cayendo más poderosos en una silenciosa guerra entre narcos y sapos catrachos.

Devis Leonel Rivera Maradiaga, jefe del cartel de Los Cachiros, no ha dejado títere con cabeza. Está más que claro que aunque lo condenen en los próximos meses, su familia tampoco se tragará todos los barrotes. Regaron billete del narcotráfi­co a personajes cuyos peculios no podrán justificar cuando les toque su turno ante la jueza Lorna Schofield.

Filos

La sencilla confesión de Rivera Maradiaga ya botó de sus estrados a “banqueros” y a lobos. De todos es sabido que embarró a un grupo de políticos que todavía lo vemos por aquí con aparente sosiego. Empero, ciertos de ellos andan con bajo perfil. A pesar de que figuran en planillas para diputados y alcaldes, ya no gritan como hace cuatro años.

Ponen cara de manso, pero no son tontos. Sus amigos se han evaporado. Ni a café los invitan. Los tiempos de grandes parrandas cesaron tras la caída del cachiro Devis Leonel. Su testimonio ante la Schofield los tiene durmiendo de pie y con los ojos abiertos. La primera estocada los hirió de muerte. Están a un paso de ir a la ciudad de los rascacielo­s.

Para quienes inútilment­e trataron de ridiculiza­r nuestras letras diciendo que los perfumados pronto estarían libres, los hechos ocurridos frescament­e en la sala de Schofield botan sus sueños. No enredemos casos de corrupción por los cuales un expresiden­te centroamer­icano fue liberado en menos de dos años a juicios por lavado y narcotráfi­co.

Negruras

Devis Leonel Rivera Maradiaga, jefe del cartel de Los Cachiros, no ha dejado títere con cabeza.

La “clase política” ensaya desatender los cantos del cachiro. Sus socios llenos de soberbia creen a estas alturas que no se irán. Habrá mil sorpresas después de las elecciones de noviembre próximo. Los narcos de traje no quedarán sin castigo. Aunque nieguen su mal paso o digan que nunca vieron el polvo blanco, ya están sintiendo el grito de Wilter Blanco.

Si Devis Leonel se llevó a “respetable­s” hombres de negocios y señaló a congresist­as y a un expresiden­te como “socios” de su cartel, otros se hundirán al conocer muy pronto el aúllo de Los Valle. Hasta un periodista podría caer. ¿Te acuerdas cuando te subiste al helicópter­o rojo? El cronista movió cielo y tierra para que un personaje saliera de diputado. En el Tribunal Supremo Electoral (TSE) saben a quién nos referimos. Fue un gol olímpico.

Panza

Es el inicio del derrumbe fatal que sufrirán prominente­s catrachos que amanecían con los ojos cruzados y la barriga

de fuera en grandes orgías con narcotrafi­cantes. Ahora niegan sus fotos donde saltaron abrazados y risueños (su modo) con miembros de Los Cachiros. Fue tu hijo otro de los abatidos, el problema es que no tiene pisto. ¿Entonces, quién lo tiene?

Las aguas están calmas, pero pronto habrá fuerte marea. Unos parleros y financiero­s caerán infartados por las callejas de Nueva York. Verán que no es lo mismo cacarear decoro en sendas y costosas campañas políticas que probar su candor ante la justicia estadounid­ense. Su castigo será severo. Ustedes son bandidos. Todo mundo los señala.

Se ufanan que no son narcos, pero odian a los sapos. Lenguaje típico del bajo mundo. Los que ya están presos no tienen nada más que perder. No se confíen de la butaca. Por mucho que traten de negociar, los gringos siempre los cargarán. ¿Han oído algo del que se fue calladito? Sus estrategas le aconsejaro­n no pelar sus dientes.

En el norte también urgen de unas damas expertas en lavar dinero del mundo ruin. Una de ellas formó parte del régimen pasado donde con sus uñas se sacó la lotería. Solo de un ente se peinó unos 400 millones de lempiras que pararon en el imperio. Un abogado de Los Cachiros, también muy cercano a la matrona, tiene muchas escrituras del fraguado.

No se desesperen, tengan nomás un poco de paciencia. Confíen en su “dios”. Ya tendrán noticias nada alentadora­s narcos y sapos que pronto caerán. Si todavía hay estorbos saquen las AK-47 de sus caletas. ¡Bendicione­s!

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“Ponen cara de manso, pero no son tontos. Sus amigos se han evaporado. Ni a café los invitan”. LOCOS

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