Desigualdad “¿Qué se rompió que también destrozó la cohesión social?”
Me atrevo a complementar su indagación extendiéndola, en términos sistémicos, hacia el actual modelo económico puesto en práctica, a escala mundial, durante la década de los novecientos ochentas, durante los gobiernos de Ronald Reagan en Estados Unidos y Margaret Thatcher en el Reino Unido, y luego en el resto del planeta, bajo la inspiración ideológica del neoliberalismo, doctrina que reniega del proteccionismo estatal en materia social y económica y descarta el Estado de Bienestar para priorizar como fuerza motriz del crecimiento el mercado, absolutizándolo. Paralelamente, la desregulación estatal en materia laboral, financiera, ecológica y sanitaria, cuyas consecuencias impactaron devastadoramente durante la Gran Recesión mundial iniciada en el 2008.
Ya el papa Francisco en su carta encíclica Laudato Si, emitida el 2015, advirtió respecto al creciente deterioro ambiental de la Tierra y con ello la calidad de vida de la población, al igual que el consumismo desenfrenado, la maximización de las ganancias, que es “una distorsión conceptual de la economía”.
Ya el 2013, el francés Thomas Piketty en su obra Le Capital au XXI Siecle, había estudiado la creciente desigualdad económica y social global, tendencia que se ha ido formando y creciendo a partir de la primera revoa lución industrial del siglo XVIII, así como la contradicción central del capitalismo
En junio del 2017, la secretaria ejecutiva de la CEPAL (organismo de las Naciones Unidas), Alicia Bárcena, declaró en México que “el capitalismo y la hiperglobalización nos han llevado a problemas sociales, políticos y ambientales que no son sostenibles, por lo que debemos repensarnos como sociedad en términos de consumo y producción”, llamando a repensar a la construcción de un nuevo pacto social que logre terminar con la creciente brecha entre ricos y pobres.
Recordó que la brecha está llegando a nuevos extremos, citando cifras del banco Credit Suisse relativas que el 1% más rico de la humanidad ha acumulado más riqueza que el resto del mundo: “Mientras tanto, la riqueza de la mitad inferior de la humanidad ha caído en los últimos seis años”, citando a la revista Forbes que da cuenta que ocho personas concentran la riqueza equivalente a la mitad más pobre de la población mundial.
En este contexto, el deterioro de valores éticos y morales, planteado por Castelar, se enmarca en un contexto más amplio de alcances planetarios.
Ojalá que su planteamiento encuentre retroalimentación por parte de cientistas sociales, filósofos y políticos ya que sus inquietudes poseen validez y actualidad
Ya el papa Francisco en su carta encíclica Laudato Si, emitida el 2015, advirtió respecto al creciente deterioro ambiental de la Tierra y con ello la calidad de vida de la población”.