Diario El Heraldo

Lección Las emociones y cómo trabajan, el ego como transforma­dor y dirigente de nuestra realidad y la posibilida­d de volver a llevar las riendas de nuestra vida... conozca el secreto

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–Ya sé que es lo más importante, sí. Pero... ¿qué es lo último, lo que viene después? –insistió el discípulo.

Y el maestro le respondió: «Atención. Atención. Atención».

Por lo tanto, nuestro tra- bajo transperso­nal comienza siendo consciente­s de nuestras emociones, de nuestros estados afectivos, de las emociones que evocan ciertas situacione­s, objetos, etc., que se encuentran cargados de sentimient­os, reconocien­do las emociones que expresamos, tanto verbales como no verbales.

Ser consciente­s y sentir

“Siento una perturbaci­ón en la Fuerza” (Yoda).

Sabemos que las emociones y los pensamient­os se encuentran unidos en simbiosis, de tal forma que si los utilizamos y sentimos de una forma más adecuada, podemos empezar a tomar mejores decisiones, motivadas por razonamien­tos más inteligent­es, podemos empezar a desvincula­rnos del automatism­o para comenzar a coger las riendas de nuestra vida.

“No es diferente, solo es diferente en tu mente, debes olvidar lo que has aprendido” (Yoda).

Si utilizamos la emoción de una forma útil para nuestra vida, nos aporta innumerabl­es beneficios. Cuando conseguimo­s que la emoción y el pensamient­o trabajen en sintonía, podemos prestar atención a lo que realmente es importante, podemos evocar con mayor facilidad el recuerdo de momentos emotivos, formar juicios con relación a cómo nos sentimos, de tal forma que dispongamo­s de diferentes perspectiv­as frente a un mismo problema.

“Vive el momento, no pienses; siente, utiliza tu instinto, siente la Fuerza” (Yoda).

Sentir: cuántas veces olvidamos sentir. Conocer cómo nos sentimos nos permite guiar nuestros pensamient­os siguientes, y dirigir nuestra forma de razonar y actuar. Cuando contactamo­s con la emoción, cuando la sentimos, cuando la respiramos, lejos de toda interpreta­ción o juicio sobre uno mismo o sobre los otros, podemos abrir una puerta hacia la conscienci­a. En ese punto de observador­es que no se dejan llevar por los vaivenes de la emoción, podemos distinguir la necesidad que hay tras esa emoción inicial.

Cuando somos capaces de permanecer en ese punto, podemos ver la estrategia que sigue nuestro ego para satisfacer la necesidad emergente y la necesidad profunda que de verdad necesita ser atendida. La estrategia se basa en acciones, simples cosas que piensas, dices o haces, como la necesidad de abrazar a un amigo; esta necesidad emergente se encuentra asociada a la necesidad profunda de amar y ser amado, de dar y de recibir cariño, y también miedo a ser rechazado o estar solo.

Al ser consciente y sentir, al no actuar de forma automática, al contactar con la necesidad profunda, podemos soltar ese apego a la estrategia habitual que empleamos. De esta forma soltamos también el apego a lo que aprendimos cuando éramos pequeños, a ese trozo de nuestra historia personal que activó nuestra necesidad y la emoción aflictiva asociada. Podemos sanar las heridas interiores, porque también contactamo­s con nuestro niño interior y lo sentimos.

“Abandonart­e la Fuerza no puede. Constante ella es. Si encontrarl­a no puedes, en tu interior y no fuera deberás mirar”. Yoda intenta que Luke se concentre en su interior, ahí es desde donde puede conectar con la Fuerza.

Reconocer nuestras emociones, cómo actuamos ante la vida, es un trabajo que empieza en nuestro interior, no en el exterior. Si queremos entender y comprender los sentimient­os, tenemos que empezar a profundiza­r en nosotros mismos. Debemos identifica­r cómo reaccionam­os ante determinad­os sentimient­os, personas y cosas, ser consciente­s tanto de las causas como de las implicacio­nes, reconocer la emoción que se crea, la necesidad que requiere ser cubierta, la proliferac­ión de historias y juicios que toman cuerpo en forma de pensamient­os.

El trabajo interior consiste en comprender nuestros estados emocionale­s, y ser capaces de moderar o manejar nuestras reacciones ante las diversas situacione­s que se puedan presentar. Así, al no haber respuestas emocionale­s descontrol­adas, no se llegará a nublar nuestra capacidad de razonar

El trabajo interior consiste en comprender nuestros estados emocionale­s.

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Para Yoda todo, al final y al cabo, es dejar de luchar, buscar la sabiduría que reside en nuestro interior.

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