El fiasco de la institucionalidad
El hijo del exjefe policial Jorge Alberto Barralaga, al momento de escribir estas líneas, seguía libre tras ser dejado pasar como Pedro por su casa el pasado 2 de agosto cuando ingresó al país por el aeropuerto Toncontín a pesar de que tenía una alerta y orden de captura por lavado de activos.
Esta vez, el fiasco de la institucionalidad quedó evidenciado ante la opinión pública; sin embargo, ¿en cuántos más la inoperancia ha quedado solapada? La responsabilidad, por acción o por omisión, que tiene en este caso el Instituto Nacional de Migración deja muy mal parada a esa dependencia, que es clave en estos tiempos de criminalidad globalizada.
Lamentable también ha sido el desenvolvimiento de los hechos porque una vez más, para no variar en un patrón arraigado en las instituciones del Estado -y que también es usual en el sector privado-, se la desquitaron con el “perro más flaco”. En otros lados, la primera persona que cae es la máxima autoridad, pero aquí, como siempre, los caraduras se aferran a los cargos porque no hay sentido del honor, ni de la ética, ni de la responsabilidad y el compromiso que llevan sobre sus hombros.
Pero, además, no olvidemos el mensaje que estamos enviando al mundo con un Instituto de Migración vulnerable, que no solo afecta los intereses nacionales sino los de otros países. De allí que sea tan importante demostrar que cuando se cometen crasos errores se está dispuesto a corregirlos al precio que sea.
Obligatorio es reflexionar también sobre el rol de la Policía, que no actuó con celeridad ni lo ha hecho en este caso en que el prófugo lleva casi dos semanas evadiendo en territorio nacional a los entes de seguridad, dejando esa impresión de complicidad con quien fue uno de sus jefes y que ahora está acusado, ni más ni menos, por supuestos vínculos con el narcotráfico.
Jorge Barralaga Rivera y otros de sus parientes perseguidos por la ley siguen libres e impunes.
Esperemos que el brazo de la justicia los alcance, así como a otros implicados en corrupción y crimen organizado que siguen burlándose de la autoridad