Invitado Necesitamos ayuda de Dios y de la Maccih
en estado de shock.
Algo similar sucede hoy con la Misión de Apoyo contra la Corrupción y la Impunidad en Honduras (Maccih) instalada para cooperar en esa ardua lucha, nos hallábamos con la purulencia al cuello, con un sistema de justicia impasible, que poco o nada hacía en la lucha contra la corrupción, un Ministerio Público minado y coludido que mantenía la desidia en la investigación y persecución del delito de cuello blanco. Unos observaron con ojo escéptico la llegada de la Maccih, otros, se dieron a la tarea de descalificarla y allí es donde el recelo crecía, no porque el organismo como tal no fuese funcional ¡había funcionado en Guatemala!, sino porque, al interior de nuestro país, desde el poder y alguna parte de la empresa privada, desde ciertos gremios, sindicatos, organizaciones, ONG, asociaciones, fundaciones, iglesias del mal, etc., se entreteje la corrupción diariamente, lo que viene a obstaculizar la penetración y desarticulación de la organización criminal que carcome al Estado.
No hizo falta mucho, y ya que dentro de las atribuciones de este organismo se encuentra la de acceder plenamente a información, documentos oficiales, bases de datos, registros públicos y archivos que permitirían una investigación y persecución de casos que involucren redes de corrupción; han tapado los ojos de la Maccih con la ley de secretos oficiales, la ley, tal como fue aprobada o es invocada, representa una dificultad, que solo permite capturar gorgojos, no a las verdaderas alimañas.
Por ello, en alta y clara voz la Maccih ha pedido que deroguen la ley de secretos oficiales, no obstante, cierta camarilla de diputados, entre moros y cristianos, hacen oídos sordos al pedido y no se ve por ningún lado que quieran introducir el debate sobre la pretendida derogación. ¿Cuál será el miedo? Y no vengan con cuentos que solo son los azules, también los rojos, y, los más rojos, los verdes y los camaguas.
Hay quienes desdicen la tarea de la Maccih, sin embargo, debemos reconocer que su lucha no es contra ángeles, sino contra principados del mal, contra potestades del averno, contra gobernadores de las tinieblas, para los cuales, no hay ley que les someta ni autoridad que les doblegue, ellos son la ley, ellos son la autoridad; por eso, viene bien el apoyo económico de países amigos, que saben que este pueblo necesita de Dios y de ellos.
La percepción es que el Estado no tiene la voluntad firme de apoyar, es la piedra principal en el zapato, se hacen los desentendidos con la derogación de la famosa ley de secretos oficiales, escudándose en asuntos de seguridad (¿la seguridad de quién?) y le han dado largas a la ley de colaboración eficaz, por ello, a pesar de que nos traigan los mejores jueces, fiscales, especialistas forenses y policías internacionales de renombre, mientras los hondureños sigamos impávidos como en el Mitch, y no apoyemos en serio a los extranjeros que vienen a hacer un trabajo que nos corresponde, seguiremos navegando con el pus hasta el cuello
La percepción es que el Estado no tiene la voluntad firme de apoyar, es la piedra principal en el zapato, se hacen los desentendidos con la derogación de la famosa ley de secretos oficiales”.