La musicoterapia para niños con alma de guerreros
Con violines y guitarras, los pequeñitos de la Fundación Hondureña para el Niño con Cáncer se deleitan conociendo la magia de la música, sin saberlo entran en un mundo de aventuras mientras olvidan su lucha con la enfermedad
Nada puede contra la sonrisa de un niño, y si viene acompañada de música, definitivamente equivale a un trago de vida.
Nuevamente, los pequeños nos enseñan que para ser un guerrero no se necesitan grandes armaduras de metal o armas de guerra. Los protagonistas de esta historia usan como escudo las guitarras y violines.
Son más de 30 pequeños pacientes de la Fundación Hondureña para el Niño con Cáncer quienes cada sábado toman un instrumento y reciben clases de música.
A esta iniciativa se le conoce como musicoterapia y sirve para mejorar el ánimo de personas que atraviesen una lucha contra alguna enfermedad.
Se ha usado en países como Estados Unidos, España, Holanda, Alemania e Inglaterra, y para quienes la aplican es una terapia casi milagrosa.
Emilio Gómez, portavoz de la fundación, afirma que dentro de la institución ya han visto resultados grandiosos. “La musicoterapia funciona para estimular a los niños tanto en lo anímico como en lo físico, está comprobado que la música tiene efectos en la salud para enfermedades crónicas como el cáncer; la musicoterapia tiene un gran valor, de ahí nació la iniciativa”, dijo Gómez.
Afirma que “cuando el niño está ocupado en su mente, es algo que le ayuda para que se pueda olvidar por un momento del dolor que les produce el tratamiento recibido”.
Es así como los guerreros de la fundación hacen que en los pasillos del Hospital Escuela Universitario se oigan varias piezas musicales.
Enseñanza
Para Kleiner Sarahí Flores, maestra de música y encargada de enseñar a los niños de la fundación, el aprendizaje más grande lo ha tenido ella.
“La idea surgió con voluntarios, esto ha ayudado mucho a los niños, algunos no conocían un violín y ellos estaban muy emocionados e impresionados y siempre están con una sonrisa cuando yo llego a darles clases”, dijo la maestra.
Los pacientes reciben clases de lenguaje musical, para reconocer partituras y figuras musicales, y también reciben clases de guitarra y de violín.
La emoción es contagiosa, tanto que hasta las madres de familia de los chiquitines se han sumado a las clases, pues hay cursos de entrenamiento de la voz.
“El proceso ha sido muy bueno, ellos ahora saben cuando un instrumento está desafinado, tienen oído musical, la música ayuda en varias áreas”, manifestó.
Actualmente, la organización cuenta con cinco violines y cuatro guitarras compradas por la fundación.
La maestra se queda sin palabras cuando quiere describir el sentimiento de compartir cada sábado con los niños.
“No hay ni palabras para expresarlo, no puedo explicar la felicidad que ellos me hacen sentir, realmente enseñarles a ellos es como estar en otro mundo de aventuras, de aprender más de ellos, los niños son los mejores maestros, lo poco que sé ellos lo disfrutan y yo los disfruto a ellos”, expresó.
Los chicos pueden cambiar el mal día de cualquiera con tan solo oírlos tocar el violín o la guitarra.
No solo los pequeños hospitalizados reciben las clases de música. De acuerdo con la educadora, los que llegan a la consulta externa también pueden disfrutar de esa hermosa experiencia y cada día son hasta 15 niños los que llegan.
Si alguna persona o institución se interesa en apoyar con más instrumentos puede abocarse a las oficinas de la Fundación Hondureña para el Niño con Cáncer o llamar al teléfono 9458-3244.
Su lucha
Son varios los tipos de cáncer con los que se enfrentan los niños en Honduras y cada uno es una verdadera batalla por la vida.
Parte del tratamiento que muchos reciben pasa por recibir quimioterapias. La quimioterapia es el uso de fármacos para destruir las
células cancerosas. Actúa evitando que las células cancerosas crezcan y se dividan en más células. Es un proceso que en muchos casos causa efectos secundarios como fatiga, cambios de humor y depresión, entre otros malestares.
Sin embargo, la musicoterapia les ha servido como un túnel de escape aunque sea por unas horas, son niños alegres que quieren vivir y sentirse bien.
“Esto ha ayudado mucho a los niños porque han dejado el estrés y la depresión y eso hace que los niños se sientan más motivados y felices”, dijo Flores a EL HERALDO.
Los resultados son evidentes, pues hay pequeños que pasaron de ser tímidos, callados y tristes a ser personas con gran alegría. Los instrumentos les llenaron de sueños y esperanzas y algunos ya sueñan con tocar en orquestas o simplemente ser maestros de música para otros niños.
“El proceso ha sido increíble, niños que tenían como depresión porque a veces con las quimioterapias se ponen así, han sido disciplinados, aman lo que hacen, eso ha hecho cambios grandes, ahora tienen oído musical, esperan con ansias los sábados, se relajan y están felices”,
En Honduras, cada día un niño es diagnosticado con algún tipo de cáncer y con el diagnóstico nace una nueva lucha, que con el poder de la música se vuelve un poco más liviana