Con otra óptiCa Adiós, amiga
Enteras madrugadas en que Radio Habana transmitió los emotivos discursos de Fidel; Radio Tokio y Radio Vietnam que peroraban en inglés o español, la extinta Radio Netherland en castellano, con sede en el villorrio de Silverthum, donde sus habitantes calvinistas carecen de cortinas en las ventanas pues no tienen nada que esconder a Dios, y en cuyos estudios nos entrevistó, junto con Guillermo Ánderson, el experimentado radista José Cepeda; la VOA de Washington, Voz de los Andes (Ecuador) y Radio Nacional de Brasil, estas con potencia de cien mil watios (que obligaba a eslabonar o interconectar seis transmisores); Radio Nacional de España, ubicada en Prados del Rey, Madrid, donde igual, cierta mañana con nieve hablé sobre literatura hondureña, y cómo olvidar la pulcritud tecnológica de Radio Moscú, Radio Francia Internacional y de BBC, cuyo edificio londinense me esforcé por visitar pues allí había laborado Andrés Morris.
Hasta 2000 Honduras tenía dos emisoras de onda corta, La Voz del Junco (Santa Bárbara) y la sampedrana Radio Tiempo, pero cuando consulté por esta a su propietario, Víctor M. Rodríguez, dijo ignorar cómo existía. Las más exóticas de mis escuchas fueron Radio Sofía y Radio Tirana, a las que mi Sony Receiver (CF-SW11) de doce bandas captaba nítidas desde Albania y Bulgaria.
Tempus fugit (el tiempo corre); la innovación tecnológica es desamorada, escasamente nostálgica pero diversa, nos acoplamos o desaparecemos, y por ello debo conseguir pronto mi nuevo receptor de bandas ya no AM, FM ni HF sino XM, que se enchufa perfecta a internet y ofrece la bicoca de diez mil emisoras mundiales, entre las que ya soy siervo de la germana Klassik (20 frecuencias clásicas y modernas), www.curacao.fm (reggae) y WDIF-LP (blues, jazz). Quien envejece soy yo, no el mundo, pero ello no impide que gocemos sus ofertas, instancias y perversiones. Renovarse es vivir