Las secuelas de un conflicto
n Honduras, ir a la universidad es un privilegio de pocos. Apenas el 16 por ciento de los egresados de secundaria cursan estudios superiores. Y aunque obtener un título universitario no es una garantía para entrar al mercado laboral, el panorama para quienes no alcanzan este nivel académico es mucho menos esperanzador. Según datos del Observatorio del Mercado Laboral de la Secretaría del Trabajo, en nuestro país el 47.2 por ciento de los desocupados tiene educación secundaria, mientras que la tasa de desocupación de los profesionales universitarios es de un 8.9 por ciento.
Con todo, las ventajas de la educación superior no son nada más para el individuo, sino que también para la sociedad, y no se limitan únicamente al factor económico.
Por ello es de lamentar que ante el conflicto de 2016 en la Universidad Nacional Autónoma de Honduras (UNAH) unos tres mil alumnos no volvieron a matricularse este año, como ha dado a conocer la rectora del alma máter, donde ya se sobrepasan los 70 días sin clases. Mientras que unos 20,000 que hubiesen entrado a la UNAH optaron por inscribirse en una universidad privada. La máxima casa de estudios ocupa el primer lugar en cuanto a población estudiantil, no solo por su oferta académica sino porque resulta más accesible para muchos padres de familia o para los mismos jóvenes que trabajan y estudian. Pero la crisis universitaria ha venido a impactar en el futuro de cientos de jóvenes que, sin posibilidades para acceder a un centro de estudios privados, han decidido no matricularse en la UNAH por las tomas y protestas que violentan los derechos de quienes sí quieren recibir clases.
Ante la imposibilidad para hallar una salida a esta problemática, tanto de las autoridades universitarias como de estudiantes que, por lo visto, han dejado de lado aspiraciones académicas para bregar en un conflicto con tintes políticos, la decisión está ahora en manos del Congreso Nacional.
Esperemos que al final, con todo y los intereses que hay detrás en este año electoral, se tome partido por la academia y no por las ambiciones sectarias y demagógicas de algunos políticos