Diario El Heraldo

Gobierno Institucio­nalidad o pobreza

-

parte de los hondureños.

Vemos cómo entonces los políticos comunes y corrientes concentran sus esfuerzos en mitigar las necesidade­s de la población con remedios temporales, que solo hacen que el malestar desaparezc­a por unos momentos, pero que no van a la raíz del problema. La política asistencia­lista y de subsidios suplanta la visión del estadista que procura crear las condicione­s para que no sea más necesario el asistencia­lismo. Los malos políticos, en cambio, lo fomentan.

Don Luis Zelaya, entre otras cosas, propone el fortalecim­iento de la institucio­nalidad pues entiende que la ausencia de esta está directamen­te vinculada con la corrupción, desde que las institucio­nes del Estado que tienen la tarea de perseguir y castigar a los delincuent­es no pueden actuar en forma independie­nte e investigar y juzgar a todos los criminales culpables por la ausencia de medicinas, hospitales, esrefleja cuelas, postas de policías, canchas deportivas y proyectos habitacion­ales.

La ausencia de institucio­nalidad y la debilidad del Estado de Derecho también se en forma sustancial en la decisión que toman las empresas extranjera­s para venir a nuestro país e invertir sus recursos, pues reconocen en la debilidad de nuestras institucio­nes de justicia, en la inestabili­dad fiscal, en la ausencia de seguridad pública y en la falta de controles ejercidos por los pesos y contrapeso­s del sistema republican­o, un clima desfavorab­le y de mucho riesgo para su inversión. Los que debilitan la institucio­nalidad, entonces, son culpables directos de la ausencia de oportunida­des de empleo para nuestra población.

El control absoluto de las institucio­nes del Estado, incluyendo aquellas que supervisan el uso de nuestros recursos recaudados como tributos que todos pagamos, permite que el funcionari­o público pueda hacer mal uso de estos, utilizándo­los para fines distintos para los cuales fue- ron presupuest­ados y en algunos casos, peor aún, para engrosar las bolsas de políticos y empresario­s corruptos que ven en las arcas del Estado su única fuente posible de ingresos, pues no tienen ni el conocimien­to ni la preparació­n ni la iniciativa empresaria­l para destacar por sus propios méritos, derivados de su creativida­d, inventiva o emprendedu­rismo.

El pueblo hondureño, en la medida en que los políticos permitan que se eduque, irá entendiend­o la conexión directa que existe entre el fortalecim­iento de la institucio­nalidad y el surgimient­o de oportunida­des que mejoren su calidad de vida. Mientras tanto, seguiremos padeciendo las consecuenc­ias de una institucio­nalidad débil, que golpea a todos los sectores, pero con más fuerza a aquellos que no tiene ni qué comer ni dónde vivir

Luz Ernestina Mejía

Concentran sus esfuerzos en mitigar las necesidade­s de la población con remedios temporales”.

a lucha contra la corrupción y la impunidad que la fomenta logró la instalació­n en nuestro país de la Maccih. Miles de antorchas iluminaron el patio lar y la conciencia del pueblo hondureño, que entonces pudo vislumbrar una luz al final del túnel. Intereses personales, de grupos y de partidos separaron en las calles aquellos fulgores, no así en la ciudadanía, en la que la indignació­n ante la malversaci­ón de lo público se arraigó y exige efectivida­d en el castigo a los corruptos. Que las antorchas ya no puedan ser lideradas por los mismos idealistas no significa que se apagaran. Siempre hay antorchas fulgurante­s por la dignidad. El que hayan pretendido cooptarlas, tampoco las extingue: las antorchas permanecen encendidas en cada hondureña y en cada hondureño que amamos a nuestro país. Quisiéramo­s mayor celeridad en los resultados de la Maccih, cierto, pero le confiamos. Tiene credibilid­ad por su independen­cia. No solo impulsará la persecució­n penal de los lados que quisiera una de las izquierdas, sino también a esa y a cualquier otra izquierda cuyos integrante­s expongan indicios de haber cometido actos de corrupción. Esta es precisamen­te la amenaza que aterra a la dirigencia que mueve los hilos del candidato presidenci­al del Partido Libre: impedir que la Maccih cumpla con su labor en igualdad. Pedir una Cicih a modo de que labore, según ellos, como en los últimos meses la Cicig en Guatemala es precisamen­te buscar que ni la Maccih ni la Cicih ni nada parecido, funcione. Y que la Cicig haya metido en la cárcel a un presidente y meta otro, no borra sus muchos años anteriores de desacierto­s e inoperanci­a. Pero allá que se preocupen los guatemalte­cos. Aquí, nosotros. Apoyemos a la Maccih. Es lo que tenemos y es completa. Si no trabaja como esperamos, entonces nos uniríamos a los que piden una Cicih, aunque entonces sería siempre y solo por los intereses de Honduras, no de los que hoy pretenden que ni la Maccih, ni ningún órgano anticorrup­ción, cumpla sus objetivos

“La política asistencia­lista y de subsidios suplanta la visión del estadista”.

 ??  ??
 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Honduras