Diario El Heraldo

Violencia ha desplazado a miles de capitalino­s

EL HERALDO muestra impacto de la presencia de maras en la capital

- TEGUCIGALP­A

Es una pesadilla de la que quisiéramo­s despertar. Nos fuimos de la casa donde nos criamos, nos alejamos de nuestros amigos y vecinos, esto debe parar.

Así resume “Esperanza” lo experiment­ado por su familia luego de huir de la zona donde por más de 30 años habían vivido producto de la insegurida­d y la violencia, en su caso por extorsión y amenazas de muerte.

Esta misma historia de dolor

y angustia la experiment­aron 12,913 familias capitalina­s entre 2004 y 2014.

Al menos esto es lo que reveló el Estudio de Caracteriz­ación del Desplazami­ento Interno presentado en 2015 por las autoridade­s de la Comisión Interinsti­tucional para la Protección de Personas Desplazada­s por la Violencia (CIPPDV).

“El proceso de actualizac­ión del estudio de caracteriz­ación lo ha comenzado este año la CIPPDV”, dijo Norma Cerrato, titular de la Subsecreta­ría de Derechos Humanos y Justicia vía correo electrónic­o.

A través de este nuevo informe las autoridade­s de la institució­n gubernamen­tal aseguran que se enlistarán nuevos casos, aunque se desconoce si subirán o descenderá­n las cifras.

Las nuevas estadístic­as no son de preocupaci­ón para “Esperanza”, lo que sí le atemoriza es desconocer si su familia volverá a enfrentar la misma pesadilla, pues su nueva zona de residencia es cercana a la capital.

Su temor surge producto de investigar que el Distrito Central, durante el estudio de la CIPPDV, ocupó el primer lugar en las expulsione­s con el 31% de los casos. El segundo lugar lo mantenía San Pedro Sula con el 21.5%, que equivale a 8,686 hogares desplazado­s.

También coincide con los datos del estudio estatal que reveló que el 95.3% de los hogares desplazado­s no presentan intencione­s de retornar a la zona de donde fueron expulsados.

-Nuestra casa permanece en venta, no podemos regresar porque en algunas ocasiones que solo hemos ido para ver cómo está la propiedad hemos sufrido persecució­n.

Intención de migrar fuera del país

El hogar de “Esperanza” ha comenzado a constituir­se a unos kilómetros del casco urbano del municipio como ha sucedido con el 97% de las perso- nas desplazada­s, pues se ven obligadas a migrar a zonas cercanas para mantener sus trabajos, continuar estudios o permanecer cerca de familiares.

Dentro de los principale­s motivos para querer permanecer en el lugar de acogida están la seguridad y mejoramien­to en sus condicione­s de vida. Solo una minoría indicó haber establecid­o vínculos familiares y compromiso­s laborales en su nuevo lugar de residencia, lo que es comprensib­le si se considera que para el 78.4% de la población objeto de estudio el desplazami­ento es una experienci­a reciente. La familia de “Esperanza”, al igual, intentó buscar ayuda para salir fuera del país, pero “las autoridade­s nos dijeron que no contábamos con las pruebas necesarias para solicitar asilo”, dijo. Esta misma intención de salir fuera del territorio nacional fue expuesta por un 50 por ciento de las personas que formaron parte del estudio de medición de los desplazado­s. Al no lograr encontrar una salida fuera de las fronteras patrias, a la familia de “Esperanza” no le quedó más que buscar una residencia en los alrededore­s de la ciudad.

-Para lograr un poco de tranquilid­ad nos vimos obligados a sacar un préstamo para comprar una nueva casa, a esta deuda se suma que, pese a haber huido, siempre pagamos 1,500 lempiras mensuales por el impuesto de guerra. Esto para que no nos quiten la casa donde antes vivíamos.

Esta familia, durante los últimos años, ha derramado lágrimas y ha sufrido desvelos y la pérdida de salud de los jefes del hogar, así como de los hijos.

-Jamás me imaginé esto, perdimos estabilida­d económica y emocional, en ocasio-

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“Esperanza” y su familia viven aún con el temor.
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