El Centro Básico Lorenzo Molina se transforma con obras ecológicas
estructuras de botellas plásticas y pedazos de bambú han reconstruido las áreas verdes de la institución
El Centro de Educación Básica Lorenzo Molina tiene 28 años de formar a los habitantes de unas cinco comunidades del oriente del municipio de El Paraíso.
Pero la historia de este centro educativo no se mide por el tiempo, sino a través del legado de proyectos innovadores que han cambiado la forma de ver el mundo de sus estudiantes.
En 2015 la escuela se convirtió en un centro emprendedor
tras ganar un concurso a nivel nacional para el desarrollo de un proyecto de negocio. Así fue como en la institución los alumnos comenzaron a aprovechar la cosecha de plátanos, que es muy común en la zona, para distribuir frituras.
La fuerza de trabajo se amplió al adquirir la categoría de centro de educación básica y en 2016 se abrió un nuevo mercado, la elaboración de jaleas de fruta.
“El ideal como docentes es que el centro educativo sea un ejemplo para las demás instituciones en este tipo de proyectos y fomentar la unión de la comunidad”, aseguró Santos Ignacia Lagos, directora del centro.
Huella verde
Este año el desafío que se han impuesto los alumnos y docentes del centro educativo es la restauración de las áreas verdes y mejorar la limpieza con la instalación de basureros.
Lo novedoso de este proyecto es que cada uno de los materiales que se utilizan fueron reutilizados a partir de botellas de plástico, pedazos de madera y una gran variedad de residuos que han sido recolectados por la comunidad estudiantil.
El docente José Miguel Maradiaga es el ideólogo del proyecto y asegura que lo que busca demostrar es que con un poco de presupuesto e ingenio se pueden mejorar las condiciones de las instituciones educativas, sin la necesidad de esperar ayuda gubernamental.
“Este año hemos iniciado en marzo y planificado para llevar a cabo en siete meses nuevos proyectos de reciclaje, como jardineras con botellas de plástico, bambú, las letras del rótulo del centro básico, basureros de tapones, maceteras de botella, adornos de palillas y cajas de fósforo”, detalló el maestro.
En el proceso de elaboración de los productos se han involucrado los alumnos de séptimo, octavo y noveno año. Además, los padres de familia son los encargados de recolectar el material en sus comunidades.
La visión de los estudiantes es, a futuro, ampliar el huerto escolar con siembras verticales en botellas plásticas y así poder diversificar los cultivos al pasar de sembrar hortalizas y plátanos a cosechar café.
Además, se instalarán aboneras orgánicas a fin de erradicar el uso de insecticidas en los procesos de cultivo