Diario El Heraldo

La última trinchera

- Olban Valladares Empresario y analista

Al inicio de la Segunda Guerra Mundial, muchas de las grandes batallas las ganaron las fuerzas aliadas en Europa cuando se creía que ya no había nada más que hacer frente al embate incontenib­le de los ejércitos alemanes. La fe en la victoria, el coraje de los combatient­es, el apoyo patriótico de los pueblos ocupados y reprimidos por la dictadura y la firme convicción de que frente al monstruo nazi solo cabía la entrega total e incondicio­nal en la lucha, hizo que las “últimas trincheras” se convirtier­an en los altares del triunfo de la democracia y de la libertad.

En Honduras, durante los últimos tres años, hemos librado una lucha enconada en defensa de los principios sagrados de nuestra Constituci­ón; particular­mente, de los artículos pétreos relativos a la alternabil­idad en el ejercicio de la Presidenci­a, a la elegibilid­ad para ser Presidente; a la responsabi­lidad constituci­onal de las Fuerzas Armadas en la defensa de nuestra carta magna y a los demás postulados que han constituid­o la salvaguard­a de nuestro incipiente proceso de democracia electoral. Sin embargo, hasta hoy, esa lucha tenaz y patriótica del Frente para la Defensa de la Constituci­ón, de algunos dirigentes de los partidos de oposición, de gremios profesiona­les y de otras organizaci­ones de la sociedad civil, aparenteme­nte ha tropezado con un infranquea­ble muro de intoleranc­ia; de una ofensiva cooptación y de abuso de las institucio­nes encargadas de preservar esa misma Constituci­ón; de un cinismo insoportab­le y de un sarcasmo ofensivo por parte de aquellos “tontos inútiles” que se han prestado de comparsa para vulnerar la inteligenc­ia de un pueblo hondureño informado que hoy sí piensa y actúa. La última “trampa caza bobos” como es el intento de reglamenta­r la Constituci­ón (absurdo) o la “reforma por adición” no pasarán; la “última trinchera”, donde se forjara el triunfo de la libertad, la democracia y el respeto a la ley, sobre la ignominia, se dará en las urnas el próximo noviembre, mes de luces, en que debemos desterrar para siempre, de nuestra Honduras, el maldito resabio de enamorarse del poder con el único afán de saciar el hambre de los abusivos.

En las urnas, en noviembre, no al continuism­o ofensivo. “La patria es ara y no pedestal” sentenció Martí

“Debemos desterrar para siempre (...) el maldito resabio de enamorarse del poder”.

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